lunes, 14 de noviembre de 2011

Cuando se pierde el poder

En un año hemos visto caer varios gobernantes (y aún nos queda alguno por despedir...). Unos expulsados por la población, otros por circunstancias adversas agravadas. Habría que ver si no estamos ante uno de los años en que más cambios de gobierno se han producido (tal vez después de 1917, 1945 y 1989, o no). No quiero reflexionar hoy sobre las causas o las consecuencias. Este lugar no da para un tratado político. Lo que me interesa es hacer notar una cuestión estética. Y es que prácticamente todos los que hemos visto salir, sobre todo los que tenían un poder absoluto (o que tendía a ello, o al menos ellos se creían tenerlo) lo han hecho muy deteriorados físicamente. Ha sido perder el poder, y han dado un bajón tremendo. Varios de ellos, aunque ya entrados en la ancianidad, no los contemplábamos tan decrépitos. Se mostraban más vigorosos, como si el poder les mantuviera más fuertes y jóvenes (más allá, claro está, de la medicina estética, no estoy hablando sólo de arrugas y calvas). Y en cuanto han perdido sus gobiernos, de un día para otro, aparecen como ancianos desvalidos y frágiles. Como en esos disgustos que dicen que te encanecen de golpe.

Mubarak pasó del gesto amenazante en la televisión a ser juzgado en una camilla por problemas coronoarios. Gadafi acabó convertido en un pelele aturdido que no parecía consciente de lo que estaba pasando. Y a Berlusconi, de repente, se le ve más gordo y caricaturesco, además de desencajado.

Algunos dirán que es estrategia, que lo hacen para dar lástima y no perder algunos de los privilegios conseguidos con el ejercicio del poder. Puede ser. Pero no cabe duda de que perder un gran poder de esta forma ha de ser muy traumático (y más para quien se cree invulnerable). Aunque sea calculado, este devenir brusco de la plenitud al patetismo no deja de ser sintomático y llamativo, todo un resumen de la situación.

2 comentarios:

PENSADORA dijo...

"Todo un resumen de la situación", me quedo con la frase porque, nuestros gobernantes caen, pero los que les suceden no creo lo hagan mejor, así que detrás iran las naciones ahora ricas. Poco a poco perderemos brillo.

En fin.

Abracico!

El Pez Martillo dijo...

El brillo ya lo perdimos hace tiempo. Y yo tampoco tengo muchas esperanzas en los que vendrán detrás.

Saludos.