sábado, 8 de octubre de 2011

De tapas por Palma

Como en Mallorca no es costumbre el tapeo (y es raro, dada la cantidad de gente de fuera que aquí mora, y que tienen bares y consumen, aunque en los últimos tiempos, y gracias a la crisis, sí que parece que se ha ido implantando), nos montamos una feria de la tapa. Pero tapa sin tapa, que es lo que en estos lares mejor se nos da. Me explico, le llaman tapa, por aquello de que es un platillo que acompaña a la bebida. Pero el espíritu de la tapa se lo cargan por el camino, cobrándote por la bebida y por la tapa. Y como es la feria de la tapa, pues todo a precios impopulares, que para eso sirven las ferias por aquí, para clavar puñaladas. Eso sí, puñaladas de diseño, que es lo que nos mola, ya que al final hay hasta premios a la mejor tapa y todo. 

Y en esto, el propietario de un bar que participa en la feria de la tapa, reflexiona: "durante estos días el bar se llena, y pagan por consumir una tapa que el resto del año regalo con la bebida, y entonces no se llena ni la mitad". Aunque a él le venga bien (más gente pagando más es más beneficio para él), no deja de manifestar su extrañeza por el comportamiento del personal, que le dicen que algo es "de diseño" y se lo envuelven en un lacito, y no le importa pagar. Otros, nos sentimos timados. Y encima nos hacen sentir raros.

2 comentarios:

Johannes A. von Horrach dijo...

Habría que hacer un estudio sociológico sobre la masa palmesana, probablemente la más borreguil de Europa. Además del tema este del tapeo (francamente, si el empresario de turno se pasa es porque sus 'víctimas' se lo ponen en bandeja), fíjese lo que sucede con la famosa Ruta Martiana, en la que todo el mundo se congrega el martes, cuando el panorama está tan atestado que no puedes tomarte nada tranquilamente, mientras que si te paseas por el barrio un miércoles o un jueves (que es mi caso) es una monada (mismo precio, ambiente más civilizado). Qué extraña fascinación tiene la masa palmesana por el sudor ajeno, los apretujones, la peste a meado y el ruido ensordecedor.

El Pez Martillo dijo...

Creo que hay mucho de esnobismo chabacano, de nuevos ricos y de querer y no poder en estas actitudes. A parte de algo de mímesis girardiana, ¿no?