sábado, 30 de julio de 2011

En blanco

Hay actividades que nos abstraen, que nos sacan de nosotros mismos, que nos transportan a otros planos en los que parece posible en no pensar (algo parecido a lo que suponemos que ha de ser estar en blanco), o que nos colocan en una disposición puramente pensante. Suelen ser cosas mecánicas, hechos repetitivos que no exigen una gran atención y nos dejan volar. Volar, en definitiva, a lo que cada uno más valore: un vacío o una plenitud. Habría que ver qué cosas y qué efectos producen en cada uno, los mantras que nos trasladan. Tal vez eso diga mucho más de nosotros que muchas otras cosas, posiblemente son nuestros más genuinos síntomas.

viernes, 29 de julio de 2011

Nebulosas de la memoria

Hay pasajes biográficos que permanecen nebulosos. No hablo de remotas infancias en las que la memoria aún estaba en formación, en el mejor de los casos. Me refiero a hechos más recientes, incluso importantes, que, por estar yuxtapuestos a otros que nos absorbieron más, o colgados entre puntos más decisivos, han quedado semiolvidados. En ellos ocurrieron cosas, estuvimos enfrascados en proyectos, nos enamoramos, no es que no sucediera nada digno de interés (por la cuenta que nos trae, toda nuestra vida es digan de interés, al menos para cada uno de nosotros). Pero no lo recordamos bien. Nos cuesta volver a esos días y a esos detalles. ¿Pero yo hice eso? Es como si lo hubiera hecho otro. Y sí, en cierto modo es así. Salvo que ese otro fuimos nosotros. Y no nos acordamos.

jueves, 21 de julio de 2011

El antisemita Nietzsche

Mi deseo es, por último, que algo venga en vuestra ayuda del lado alemán, a saber: que se obligue a los antisemitas a abandonar Alemania: en cuyo caso no cabría duda de que preferirían vuestra tierra de "promisión", Paraguay a cualquier otro país. A los judíos, por otra parte, les deseo cada vez más que lleguen al poder en Europa, para que pierdan (es decir, ya no tengan necesidad de) las cualidades en virtud de las cuales se han impuesto hasta ahora en su calidad de oprimidos. Por lo demás, es mi sincera convicción que un alemán que, simplemente porque es un alemán, reivindique ser más que un judío, es alguien que tiene su lugar en la comedia; suponiendo, claro, que no lo tenga en el manicomio. 

Borrador de una carta a la hermana (junio de 1887)

miércoles, 20 de julio de 2011

Inconciliable conciliación

Cuando se llega al punto en que no podemos ocuparnos de nuestros propios hijos, que estorban, que hay que buscarles un "aparcadero", conviene empezar a pensar que algo no hemos hecho bien. O nuestro tren de vida es demasiado, o, simplemente, habría que haber pensado en no tener descendencia. No se puede estar en misa y repicando, y un hijo es una inversión a largo plazo y con enormes intereses (lo cual, como se ha venido viendo con otra clase de hipotecas, es algo que muchísima gente no alcanza a calcular), y a día de hoy, tal y como está montado el mundo, no parece muy compatible el cuento del desarrollo profesional con la crianza de los hijos. Aunque muchos se empeñen en tenerlo todo. La cuestión, como en tantas y tantas otras cosas que nos pasan, es si esto es una consecuencia no buscada, o si más bien es así con toda la intención de alguien.

lunes, 18 de julio de 2011

Edades doradas

Ayer vi Medianoche en París, la última de Woody Allen. Curiosa y liviana. Sin complicaciones. Con moraleja simplona pero útil: confórmate y acepta lo que te ha tocado vivir, no te refugies en tiempos pasados y edades doradas. Sin estar obsesionados con otros tiempos (o puede que sí, dada la compulsión que tenemos a celebrar efemérides, todos los días es el aniversario de algo), sí es cierto que todos admiramos o sentimos un interés más vivo por épocas pasadas, que cambian según la evolución personal. Tuve mi época del antiguo Egipto, y mi etapa medieval. Ahora mismo, aunque me interesa mucho todo lo relacionado con la primera mitad del siglo XX (las dos guerra mundiales, el período de entreguerras, nuestra guerra civil  y sus previos...), creo que no es la mejor época para vivir. Para estudiar sí, pero lo que es vivir, debió de ser duro. Así que si tuviera que experimentar los avatares de un tiempo, me encantaría conocer en primera persona los años sesenta londinenses, aquello que se llamó el swinging London, y poder estar cerca de todo aquella efervescencia: el Soho, Carnaby Street, los Mods, Beatles, Rolling Stones, Cream, Hendrix, Kinks, Animals, Who, Pink Floyd, Small faces, Mary Quant, Twiggy, Richard Lester, Peter Sellers, Richard Avedon... No es mala opción, por ahora. Aunque seguro que las hay mejores o más interesantes. Ya las iré descubriendo. O se irán dejando descubrir...

viernes, 15 de julio de 2011

Aletheia estival

En verano nos despojamos de algo más que de la ropa. Caen también algunas máscaras. Y lo que queda de la caída es una estupidez y superficialidad pavorosas. Puede que la pesadez del calor tenga algo que ver, provocando una ligereza compensatoria en la gente. Pero cabe la posibilidad de que, en el impass que las altas temperaturas imponen, la gente sea como realmente es, o como quisiera ser. Y la verdad es que si fuera posible algo así como un verano perpetuo, con el personal así, sería como para suicidarse.

Menos mal que tenemos el invierno para descansar del verano y que la gente se refugie en el calor de sus estufas. Es balsámico.

jueves, 14 de julio de 2011

"Masiva" revolución

Hoy, día de la Bastilla, se conmemora la toma de la prisión de la Bastilla, en París, hecho simbólico de la revolución francesa. Nuestra imaginación nos representa la escena como una masa popular asaltando la prisión y liberando a los presos. La liberación tuvo lugar, pero la multitud fue más bien poca: en total participaron no mas de 1000 personas (incluyendo a los defensores de la Bastilla), lo cual es un número más bien escaso. La mentalidad democrática, que exige mayorías en la toma de decisiones, nos sugiere que una revolución que de un vuelco a un país ha de ser muy multitudinaria, cuando en realidad basta con una buena dosis de fanatismo (o de rabia incontenida), un poco de suerte y el don de la oportunidad (de saber a dónde dirigir los pasos, de encontrarse con un gobierno débil y dubitativo). A partir de ahí empieza a funcionar la leyenda, y sí, puede que la cosa se haga más o menos masiva (la épica hará que muchos se sumen), pero desde luego nunca llega a ser unánime, consistiendo a menudo en que unos pasan por encima de los otros, aunque luego, una vez haya triunfado la revuelta, se quiera hacer ver que todos juntos han logrado lo que querían (al probable precio de eliminar a los que no estaban juntos con los vencedores, claro).

miércoles, 13 de julio de 2011

Escuela de modelos

De tanto en tanto surgen polémicas acerca de las modelos. Casi todas acerca de su delgadez. Sin llegar al escándalo, a mi siempre me han parecido extraños e incomprensibles esos andares de caballo que despliegan las modelos en las pasarelas. ¿Habrá alguna razón para ello? Porque ciertamente nadie camina así más que ellas (y las que quieren parecerse a ellas, que a lo mejor ahí hay algún quid de la cuestión), y parecería que lo suyo fuera que los vestidos se llevaran en las condiciones más parecidas a las esperadas en la vida real (eso cuando los diseños estén pensados para poder ser llevados, que no siempre parece que sea así), por aquello de ver la caída del tejido y la adaptación a los movimientos naturales.

Otra cosa que no llego a entender, es la expresión insensible y como enfadada de sus rostros. Imagino que es para dar sensación de maniquís, por adoptar una expresión neutra y evitar que una sonrisa, un guiño o lo que sea afecte a la percepción que el público tenga del diseño. 

La cuestión es que ver imágenes de desfiles de modelos es, al menos para mi alterada e ignorante percepción, algo muy desconcertante y bizarro.

lunes, 11 de julio de 2011

Solo nos faltaba un festival

Echo de menos un festival vernaniego en Mallorca, de esos de unos cuantos días y primeras figuras. Es verdad que ya tenemos algunos de menores, pero sin ser un gran entendido, diría que la cosa tienen potencial (creo que hay mercado, en los términos de la entrada pasada). Pero ocurre que estamos en una isla difícil, en la que cualquier iniciativa se topa, de entrada, con el escepticismo y el rechazo de mucha gente. Y con un montón de estereotipos y de mitos no cuestionados que nos dan comodidad, sí, pero que a veces también pueden hacernos daño (como aquel que decía que aquí no era posible un atentado, porque "no pueden escapar de una isla"), y que en este caso nos convence de que traer a artistas internacionales a una isla es muy caro. 

Conjeturemos. Un festival tipo Benicàssim generaría protestas por parte de los hoteleros (que miles de personas se monten un cámping y no ocupen sus plazas, en la mentalidad isleña es una grave afrenta al turismo, por más que vayan a dejar su dinero en los supermercados y tiendas, lo primero es lo primero, y aquí el turismo es llenar hoteles, lo demás son migajas que debemos agradecerles a ellos), pero a buen seguro también los ecologistas iban a decir la suya (por aquello del impacto de una megaacampada y macroescenarios), la gente de la localidad donde se realizara, y de los nacionalistas si no hay ningún grupo local y que cante en catalán (la identidad, señores, la identidad). Y seguro que alguna reticencia más surgiría, así que no es de extrañar que nadie se lance a hacerlo, y que todo se quede en amagos inocentes y poco ruidosos, no sea que alguien se mosquee. 

Aunque pensándolo bien, tampoco hay que entrar en la dinámica, demasiado española, de querer que cada pueblo tenga su festival, como ocurre con los festivales de cine, que proliferan como setas. Y setas de esas que no huelen demasiado bien.

domingo, 10 de julio de 2011

Kinder raus!!

Han empezado a proliferar iniciativas de sitios en los que no se permiten niños. Se habló hace meses de vuelos sin niños, y ahora en Mallorca tenemos algún hotel libre de niños. Los responsables lo defienden apelando al sacrosanto mercado: dicen que hay demanda y que tienen clientela. Y se quedan tan tranquilos. Aunque sea anecdótico, y hay que reconocer que a veces los niños pueden ser muy latosos (pero, ¿son los niños o son sus padres, que no los tienen controlados?) y pueda ser comprensible que a ratos no se les quiera cerca, lo cierto es que este tipo de restricciones resultan algo inquietantes. Porque ya hemos pasado de vetar la entrada por llevar pantalón corto o sandalias, a no dejar estar a personas por tener algún rasgo característico. En un par de pasos más tendremos hoteles libres de negros. O de judíos. Que digo yo que en algún lugar también habrá demanda.

viernes, 8 de julio de 2011

Material e inmaterial

Cuando más apegados vivíamos a las condiciones materiales (pasábamos frío, hambre, estábamos muy a merced de las enfermedades...) fue cuando más alto voló el ansia inmaterial del ser humano.

Por contra, a medida que hemos ido despegando de la crudeza de lo material, para quedarnos en una materialidad más "superficial", e incluso hemos llegado a un punto en el que todo depende de una pura nada virtual y cuasiespiritual, es cuando damos de lado a toda esa construcción inmaterial que en otros momentos nos fue tan cara. 

Como si entre lo material y lo inmaterial (¿espiritual?) no hubiera esa contraposición que estamos acostumbrados a creer. Como si existiera cierta correlación, y equilibrio.

martes, 5 de julio de 2011

Tour marginal

Ya está, otra vez, el Tour en marcha. Y este año con la ventaja de que lo puedo disfrutar de cabo a rabo, sin interferencias laborales que me impidan ver las etapas más interesantes, como suele ocurrir a menudo. Durante tres semanas, la sobremesa se teñirá de amarillo. Sé que para muchos el Tour es el acompañamiento perfecto para la siesta, pero como yo nunca he hecho siesta, no corro el riesgo de dormirme ante el televisor y perderme el espectáculo. 

Pero como mi mirada es a veces extraña, se centra en los márgenes, en esas cunetas repletas de gente (este año hay mucha, me atrevería a decir que más que en otras ocasiones), porque a veces hay más espectáculo allí que en el pelotón. Hay caravanas, que suponemos que van siguiendo el trascurrir de la carrera día a día, tipos con banderas que no se sabe si están allí por afición ciclista o por hacer que su bandera local salga en la tele (curiosamente, se ven muchas enseñas regionales, en proporción más que las de sus respectivos estados), pueblos enteros que salen a la calle a la hora que la caravana pasa por ellos, labriegos que siegan dibujos de homenaje al Tour en sus campos, gentes a caballo... Cuando llega la montaña el espectáculo aumenta: exhibicionistas semidesnudos (o desnudos) que se lanzan a correr al lado de los sufridos y asfixiados ciclistas, los clásicos "aguadores" que les echan agua o los empujan creyendo ayudarles, fotógrafos que amenazan con hacerles caer, familias haciendo picnic, ciclistas amateur con sus bicis aparcadas, tipos disfrazados...

De todos ellos, me gustaría hacer mención a un clásico, Dieter Senft, ese señor de barba blanca, tridente y disfraz de demonio que desde hace años se deja ver en todas y cada una de las etapas de la ronda francesa. Ya es una parte más, y se hace raro el día que, por despiste o lo que sea, no se ha podido ver su caravana (reconocible por ir acompañada de una bicicleta gigante), o sus tridentes pintados en el asfalto.

lunes, 4 de julio de 2011

La (no) visita a la tumba de Jim Morrison

Ayer se cumplieron 40 años de la muerte de Jim Morrison. La efeméride me hizo recordar que en mi reciente viaje a París estuve a punto de visitar su tumba. Era uno de los planes que teníamos, pasear por el cementerio de Père Lachaise, en el que están enterrados Morrison y muchas otras celebridades. Pero, cosas de los metros y de los tiempos mal calculados, no tuvimos tiempo (el cementerio cerraba demasiado pronto). Lo cambiamos por un bucólico paseo por Montmartre, sin rumbo, callejeando, como han de ser estos paseos, descubriendo por sorpresa hermosos rincones. Para saciar un poco el hambre mitómana, hubo que tomarse algo en el café donde trabajaba Amélie Poulain. Y al final, culminar el día con una agradable cena-picnic a los pies de la torre Eiffel. La verdad es que, aunque del grupo de 9 era yo el que más a fondo conocía la historia de Jim Morrison y su música, y probablemente al que más le gustaba (me ha acompañado en algunos momentos importantes), no sentí ninguna pena por no poder ir a visitarlo. Es más, ni siquiera fui yo el que puso la visita al cementerio en los planes (en la cosa mitómana musical, casi prefería más ir a ver la casa de Serge Gainsbourg), y aunque no me hubiera importado ir, en una ciudad como París, repleta de sitios que ver, Jim Morrison es una atracción muy menor. 

Así tengo excusa para volver.

domingo, 3 de julio de 2011

La agenda de hoy: Antònia Font

A pesar de ser paisanos y de gustarme desde hace tiempo, se me había vedado por causas varias la posibilidad de verlos en directo. Esta noche toca. Hay ganas.

viernes, 1 de julio de 2011

¿Lógica?

Extraña la lógica que lleva a algunos a reconocer algunos derechos y al mismo tiempo, como consecuencia directa de ello, a impedir que se puedan ejercer. Y encima ofenderse si se les advierte sobre la contradicción/hipocresía que en ello hay.