viernes, 17 de diciembre de 2010

Ataraxia o catarsis

Las denominadas escuelas socráticas (estoicos, epicúreos y escépticos, principalmente) propugnaban la ataraxia (ἀταραξία, imperturbabilidad) como camino hacia la felicidad. Así, si se lograba mantener el tipo en la adversidad, ésta haría menos mella y no nos veríamos metidos en esos altibajos que tanto daño hacen. 

Nos hace falta una buena dosis de ataraxia. A todos (yo el primero, que ando últimamente con la mecha muy corta). No se trata de mero pasotismo, sino de no dejarse llevar por los cabreos varios que todos los días nos provocan tantas y tantas cosas. Aunque no creo en esa felicidad prometida, al menos algo de tranquilidad nos aportaría. 

O eso, o lo que precisamos es dejar fluir toda la rabia, explotar y arrasarlo todo en un fuego purificador del que podamos renacer. Catarsis (κάθαρσις, purificación) lo llamaban los griegos. Tiene la desventaja de que esa liberación sería dolorosa y posiblemente traumática en muchos sentidos. Pero una vez hecha íbamos a quedarnosserenos para una buena temporada. 

Hay hechos para los que la catarsis es ideal, y otros que precisan más bien de ataraxia. Las necesitamos a ambas. La cuestión es: ¿en qué proporción?.

2 comentarios:

PENSADORA dijo...

En la proporción que un suceso requiera, para eso, habrá que añadir sensatez a la fórmula.

Digo yo ¿no?

Johannes A. von Horrach dijo...

Yo quiero ser como Florentino Pérez: sus ataraxias seguro que son muy satisfactorias.