viernes, 30 de julio de 2010

Nuestros hermanos animales

De forma paradójica, la ciencia moderna, que nos ha llevado a conceptuarnos como una especie animal más entre millones, lejos de hacer que asumamos nuestra animalidad, ha provocado que algunos se crean hermanos de los animales y lleguen a extremos absurdos en una supuesta defensa (obviando que a veces las peleas y venganzas más crueles ocurren entre hermanos). Me temo que en realidad lo que se juega en estas actitudes es el viejo impulso de superioridad que nos animó durante siglos, bajo la forma de condescendencia y magnanimidad, de compasión. Ciertamente, nuestras capacidades nos han llevado a una posición diferente a la del resto de especies, es algo obvio. Pero de ahí a creernos con el derecho de decidir lo que les conviene o no, y de decir que los defendemos, hay un trecho muy grande (además de los posibles efectos no calculados de según qué actitudes, que en ocasiones pueden llegar a ser más perjudiciales que lo que se pretende evitar). 

Los antiguos, a su manera, se sabían también en el mismo barco que los demás animales, y ello lo expresaban en los rituales, intentando adquirir sus potencias o poniéndose a la par de ellos. Nosotros, al contrario, que nos sabemos efectivamente animales, pretendemos hacerlos a ellos a nuestra imagen y semejanza, con el secreto deseo de que, conservándolos a ellos, nos conservaremos nosotros tal y como éramos. Es un cambio de sentido, de esos que se dan para acabar llegando al mismo sitio.

3 comentarios:

Johannes A. von Horrach dijo...

Exactamente lo que se dirime aquí es un pretendido complejo de superioridad, solo que funciona de forma paradójica, porque se trata de demostrar que somos superiores al resto de animales realizando algo que ellos no saben hacer: preocuparse por el bien de las otras especies. Con el vegetarianismo pasa algo así también: angelizamos la vida de la naturaleza para no comer animales, cuando estos animales se comen los unos a los otros sin remilgo alguno.

También se da esa pretensión de superioridad moral con el resto de humanos que no están de acuerdo con el discurso animalista, a los que se tilda de 'salvajes', 'asesinos' y lindezas por el estilo. Como dice hoy Savater en El País, aquí lo que hay es mucho pretendiente a Torquemada.

Otro contrasentido (un poco más rebuscado): se defiende a los animales como se defendía antes al proletariao (que lo defendían habitualmente privilegiados que no tenían nada que ver con la clase proletaria), es decir, no perteneciendo a lo defendido y sin saber en verdad qué pretende (si pretende algo) lo defendido.

En resumen: un delirio.

Johannes A. von Horrach dijo...

¿Me permite una consulta técnica, usted que sabe de ordenadores?

¿Sabe cómo borrar lo de 'Marvelous Hagler' que me sale como última entrada? El caso es que esa va a ser mi próxima entrada (un recuerdo del fabuloso Marvin Hagler, ídolo de mi infancia), que se me escapó el otro día, y aunque la quité me sigue apareciendo en los blogs de los demás como mi entrada última.

merci

El Pez Martillo dijo...

Pues a mi me parece que en buena medida lo de los animales es una excusa para señalar y machacar a los que no comulgan con su supuesto credo (basta ver lo crecidos que andan con lo de los toros, lo cual me hace temer lo que ocurriría si esta gente tuviera carta blanca), como ocurre con tantos y tantos temas, en los que al final importa más llamar "facha" a alguien y tenerlo bien ubicado en sus estrechas categorías vitales.

Y todo lo dicho no quita que tratemos bien a los animales, que todavía vendrá algún listo creyendo que lo que proponemos es la extinción total de todas las especies, y además de forma cruenta. Los tiros no van por ahí, sólo es que me revienta el maniqueísmo y fariseísmo de algunos.

Por lo demás, eso que me comenta del enlace del blog no sé cómo solucionarlo. Supongo que cuando publique la entrada ya quedará resuelto.

Saludos.