jueves, 1 de julio de 2010

El sindicalismo living la vida loca.

Nunca he creído en eso de las reivindicaciones festivas ni las manifestaciones que parecen más una cabalgata que otra cosa. Más que nada porque de lo que se trata al manifestarse, no es sólo de manifestarse (manifestar cosas lo hacemos todos los días), sino que es una demostración de fuerza relativa a determinados puntos lo que está en juego. Y cuando hay que demostrar fuerza, se enseñan los dientes, no se baila. 

Todo esto viene a cuento de la situación que he podido contemplar hace unas horas. Por lo visto, había convocada una manifestación para protestar por las medidas anticrisis del gobierno, con vistas a ir cogiendo músculo para esa fantasmagórica huelga general de dentro de unos meses (digo yo, suponiendo que la situación sea mala como para convocar esa huelga, es ahora y no tan lejos que hay que moverse, eso por no hablar de la conveniencia de haberse pronunciado con anterioridad, pero claro, las vacaciones ni tocarlas). Y yo, que estaba en la calle por otros motivos, me he dado de bruces con la protesta. Por un lado estaban los sindicatos y organizaciones más "radicales" (anarquistas e independentistas, que me pregunto yo qué puñetas hacían juntos, pero ya se sabe, vivimos tiempos en los que la velocidad y el tocino son casi lo mismo) haciendo su propia manifestación, apartados de los sindicatos mayoritarios, que estaban concentrados en la plaza de España arremolinados en torno a un pequeño esc.enario donde unos bafles atronaban a la concurrencia con ¡¡Ricky Martin!!

En estas circunstancias es cuando se comprende aquello de la vergüenza ajena. He acelerado el paso para huir de allí, no fuera que alguien conocido me viera y pudiera llegar a pensar que estaba mezclado en semejante reunión. Mientras tanto, pensaba que si esto era la revolución que tan en la sangre dicen llevar estos sindicalistas de botellón, nos la podríamos haber ahorrado. Y también confirmando que la crisis es mucho más que económica. Ojalá sólo fuera económica.

3 comentarios:

PENSADORA dijo...

¡¡¡¡PERO CUANTÍSIMA RAZÓN LE DON QUERIDÍSIMO COMPAÑERO!!!!!

A mí me pasó lo propio (a pequeña escala, claro) aquí en Güeskonsin: pasaba por la plaza de Navarra (centro neurálgico de la mini-ciudad) con mi hermana cuando me encontré con la dichosa manifestación. Sólo les faltaba ponerse a bailar y sacarse unas cervezas.

Le hicel el comentario a penssister que asintió y estuvo de acuerdo conmigo: ¡¡¡menuda vergüenza y vaya manifestaciones de mierda!!!!

Ya hace tiempo que usted y yo estamos de acuerdo, aquí el problema no es económico.

Salud!

Johannes A. von Horrach dijo...

Siguiendo con los paralelismos con Ricky Martin... ¿también saldrán los sindicatos del armario para reconocer que sus orientaciones (en este caso ideológicas) no son las que corean el viento?

El Pez Martillo dijo...

Pens, ojalá sólo fuera económica la crisis. Pero bueno, nos ha tocado lo que nos ha tocado.

Sea como fuere, hay que adaptarse a los tiempos, y yo les sugeriría a los sindicatos que hagan "botellones reivindicativos", así iría mucha más gente (porque en lo del otro día nmo es que fueran muchos, a lo mejor porque hay mucha más gente que piensa lo que nosotros).

De todos modos, que nadie piense que lo de enseñar los dientes es una llamada a la violencia. Creo que es posible alcanzar un punto medio entre lo puramente festivo y la agresividad desatada.

Horrach, tarde o temprano lo tendrán que hacer, aunque ya dan señales ya...