sábado, 6 de febrero de 2010

El germen de la religión (y tal vez del ser humano)


El otro día me vi defendiendo a Dios, frente a la cerrazón de quien quería eliminar cualquier signo religioso del mundo (incluso llegando al extremo de exterminar a todos los creyentes y que mostraran alguna inclinación religiosa). Esa persona se definía como materialista, pero materialista radical. Y creo que se equivoca, porque aunque yo tampoco creo en nada más allá, ni mucho menos negaré que haya otras realidades digamos inmateriales (porque que algo emane de la materia no lo hace menos inmaterial).

Mi posición era que las religiones se construyen en torno a una cierta experiencia muy humana que no se puede escamotear así como así, pretendiendo que con la prohibición de las religiones y la demolición de los templos baste. No. Que luego ese núcleo de base se haya revestido de unas formas u otras según el lugar y la época es otro cantar. Y por supuesto, que el poder de turno se haya amparado en ello para legitimarse y perpetuarse, también. Y que los sacerdotes y demás "hombres de religión" hayan aprovechado su aura para adquirir poder e influencia, también. Pero no debemos caer en el error en el que a mi juicio caen estos "antirreligiosos", que consiste en confundir a los curas con Dios y la religión.

El problema lo tuve a la hora de hablar de esa experiencia que creo que constituye el núcleo en torno al cual se construye lo religioso. Ni siquiera sabría qué palabra usar: ¿el misterio?,¿lo numinoso?,¿lo sublime?. Es todo muy vago. Pero es que es algo vago, algo que aunque he dicho que es muy humano, está en una capa muy prehumana de nosotros, o más aún, justo en el punto que nos hace humanos, del cual emanamos. Creo que de ello hablamos cuando decimos eso de que algo "te hace sentir pequeño", algo de eso hay en esa sensación de miedo y atracción que sentimos ante ciertas cosas, en ese darnos cuenta de que por muy seguros que estemos, hay algo que se nos escapa... ¿Y cómo no comprender a nuestros antepasados, los primeros, los que sintieron por primera vez eso, cuando para reeditarlo, aplacarlo, consumirlo, empezaron a desarrollar rituales, lugares, rezos...? En el fondo, por mucho revestimiento racional y científico que tengamos, no dejamos de ser los mismos simios asustados que luchan por sobrevivir, extrañados por el entorno que buscan tenerlo controlado de alguna manera, a base de oraciones o de tecnología. Y no creamos que la segunda anula a lo primero, porque esa pulsión prehumana sigue ahí, puede que sea esa que nos lleva a hacer submarinismo, a tirarnos por un puente o a lanzarnos a 240 por las autopistas.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues a mi no se me escapa que el germen de cualquier religiosidad es el miedo y la sinrazon.Jamas discuto con ningun creyente,me limito a recordar el esclarecedor e inequivoco titulo magistral de ese gran ateo ...Humano,demasiado humano.

El Pez Martillo dijo...

Claro que algo de miedo y sinrazón hay en el germen de las religiones. Pero me temo que en casi todo también lo hay. Además, ¿quién dijo que eso fuera negativo?.

Y sí, puede que Nietzsche fuera ateo (algo muy discutible, por otra parte), pero fue un gran religioso.

Un saludo.

Anónimo dijo...

En mi facultad no era difícil encontrar a pequeños aprendices de funcionario abominando de todo lo sagrado a la vez que preguntaban entusiasmados al profe de Ética si existía algo así como una moral universal...
Pobre Nietzsche...

Anónimo dijo...

La sentencia de Stirner -"Nuestros ateos son los verdaderos beatos"- siempre me facilitó la permanencia crítica, quizás productiva, en asuntos religiosos.

Saludos,
Novell.

USER dijo...

"El otro día me vi defendiendo a Dios"

Porque un dios necesita que lo defiendan? si fuera el creador del universo no necesitaria que un insignificante humano lo defendiera, el tener que defenderlo solo prueva de que no existe, y que puede ser destruido con solo una simple conversacion sobre como tan falsos e improbables son los dioses. Espiritualismo si, dioses no!

El Pez Martillo dijo...

Hola, USER, gracias por comentar.

Tal vez lo de defender a Dios me quedó algo pretencioso, por lo que dices, que no creo que necesite que le defienda, si es que existe. Y si no existe, pues tampoco. En realidad eso no demuestra nada, ni quita ni pone.

La idea que yo pretendía defender era la de una cierta trascendencia, la de algo que va más allá de la pura materialidad mensurable (que es algo que se ha simplificado y personalizado en las figuras divinas) frente a la cerrazón del interlocutor, que fanáticamente negaba la posibilidad y casi el título de humano a todo aquel que no se plegara a los criterios científicos de turno.

Saludos.

Isobel dijo...

sí, sirve para hecer frente al horror vacui que representa vivr en este plabneta con cierta consciencia de que no todo esta dominado por el sistema eminentemente capitalista (aunq estè sufriendo modificaciones), cuyo progreso ilumina la noche, aparentemente ahuyentando mounstruos, nos da pastillitas sintèticas que pueden distribuirse a casi todos para que vivamos más y mejor, y deja a los que viven vidas apegadas a la tierra en los campos de los distintos paìses como pobres o atrasados. Creo que las creencias en general son la respuesta a ese horror vacui, muy válido por cierto; y como dices, aún somos simios asustados por la numinosidad de lo que nos rodea...cuando llegamos a tener consciencia y levnatar la cabeza de nuestra burbuja socioeconómica y cultural, lo que es una paradoja: el que piensa o al menos atisba un poco más allá del patrón establecido, es el que se da cuenta, el que nota, el que teme como primate frente al tablón (referencia 2001, kubrik.) Sin embargo hay otro factor aún, uno bastante desconcertante: científicos han estado trabajando en aislar un gen al que se responsabiliza por la tendencia religiosa general del hombre. Algunos lo tenemos más marcado, otros menos...no sesi lo sabes, pero ya se aislò el gend e la maternidad: lo sacas y el individuo simplemente nunca más se acordò de su crìa, y la puede dejar morir de hambre. Sin mencionar la brutalidad de estos experimentos en animales, que miedo saber como funcionamos, fascinante y creador de más horro vacui es este saber que lo que engreìdamente consideramos setimientos, pasiones, decisiones, no son más que instintos que dependen de un gen. Creer en dios (o no) depende de un gen, al igual que dejar morir a tus hijos a tu lado. No sé si aporte- pero ¡tenìa que comentarlo!

El Pez Martillo dijo...

Hola Isobel, gracias por comentar y aportar (aquí cualquier comentario es bien recibido y aporta algo, sin duda).

Lo del horror vacui creo que lo tenemos claro y es hasta evidente. Lo que no me queda tan claro es lo de los genes. Más que nada porque cualquiera que sepa un poco de esto es muy reacio a estas presentaciones que te hacen en los medios de "el gen de la maternidad" o de lo que sea. Muy a menudo se trata de reelaboraciones interesadas del periodista de turno, o titulares llamativos de los investigadores para salir en los medios y conseguir más subvenciones y ayudas privadas. Tengo amigos biólogos y no les hace mucha gracia, ya que siempre dicen que un gen codifica una proteína, nunca un comportamiento. Éstos, si bien los genes pueden jugar algún papel (pero nunca uno solo), también se ven modulados por el ambiente y otras cosas.

Saludos.