lunes, 14 de diciembre de 2009

Por el bien de la religión: saquémosla de las aulas


No me gusta meterme en los temas más candentes de la actualidad, no al menos de forma directa, pero hoy voy a entrar en uno de esos pseudodebates teledirigidos en que nos meten para entretenernos y justificar sueldos. He escogido el de la retirada de los crucifijos de las escuelas, y lo haré con una sencilla reflexión.

Alguien bien conocedor del tema me dijo hace muchos años que los colegios religiosos son la mayor cantera de ateos. Servidor, que fue a uno de ellos (un concertado de esos de titularidad de la iglesia, pero en la que apenas había un par de curas dando clases), puede corroborarlo: apenas sé de algún creyente (que lo diga así, con todas las letras, como han de decirse estas cosas) entre mis viejos compañeros. Se dirá que es el signo de los tiempos, y que ocurre en todas partes. Es posible, pero los conocidos que se dicen creyentes fueron a colegios no religiosos, en una desproporción curiosa (no es algo que me saque ahora de la manga, sino que viene llamándome la atención casi desde que me dijeron lo de las canteras de ateos).

Así pues, metidos en esta histeria del bote pronto y de la víscera en que estamos, sólo vemos la parte gravosa de los asuntos. Y sí, es cierto, retirar los crucifijos es algo que puede chocar y ofender a muchísima gente, pero tal vez se gane mucho más de lo que se pierda. Por establecer una analogía, es como negarse a que te operen de algo que te puede matar esgrimiendo la razón de que el posoperatorio es duro. Pues sí, es duro, pero la alternativa es la muerte.

Para terminar, una reflexión que hizo una vez uno de esos curas que me dieron clase. Decía que el mundo está demasiado lleno de cruces, que parece un cementerio, y que los cementerios son para los muertos. Él reivindicaba la vida y decía que menos cruces y más fe. Porque no nos hace más cristianos ni más creyentes el tener más cruces que nadie. Es más, me atreveré a citar los Evangelios:

Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. «Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. «Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. -6.16-18
Mt, 1-6, 16-18

2 comentarios:

. dijo...

No veo la consonancia entre el titular y el contenido. No creo que los crucifijos sean la enseñanza de la religión en las escuelas.

Saludos

El Pez Martillo dijo...

Es que yo no estoy hablando de la enseñanza de la religión, sino de la presencia de la religión.