viernes, 9 de octubre de 2009

El circo de la tapa


Quien viene de fuera a esta isla y cree que España es uniforme, se sorprende de que aquí no exista la castiza costumbre del tapeo. Pretender tomarse una tapa aquí es ir voluntariamente a un atraco, y sin que las tapas sean tapas de verdad. Ya podrían los muchísimos emigrados a la isla haber implantado esa costumbre, pero claro, los no pocos que han montado un bar han preferido seguir la mallorquina tradición de servir tapas misérimas a precios prohibitivos (solo unas escasas excepciones permiten que uno se imagine que está en cualquier ciudad del otro lado del charco). Son peninsulares, pero no tontos.

Y en estas, algunos espabilados van y deciden montar el circo de la tapa, unas jornadas en las que algunos bares sirven tapas de diseño, a precio de oro, por supuesto. Lo sorprendente es que la gente acude en tropel, incluso los que conocen lo que es el tapeo, supongo que deslumbrados por la posibilidad de hacer lo que tanto añoran de sus lugares de origen: el ir de bar en bar tomando cañas acompañadas de raciones de alimentos. Porque sí, porque somos estupendos y nosotros lo valemos. Nos toman el pelo, pero si lo hacen es porque nos dejamos. Y que siga la fiesta.

1 comentario:

Julio dijo...

Una verdadera lástima, porque España rima bien, con 'tapa y caña'.

Eso sí: 'Moderato cantabile et contabile'.

Gracias por ponernos al corriente.

Un saludo