viernes, 22 de mayo de 2009

Un pájaro ha muerto


Hoy he visto morir un ave. Echando borbotones de sangre por el pico. La escena me ha conmovido y perturbado, acudiendo a mi mente varias veces a lo largo de la jornada (preveo que volverá en los próximos días, incluso en sueños). Lo extraño es que, con todas las muertes de las que he sido testigo (algunas de ellas atroces), ninguna me había afectado de este modo. Aquel pobre pajarillo ha logrado transmitir lo que decenas de personas (de todas las edades) no han conseguido.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo verdaderamente extraño... es que no hay, al menos no para mí, extrañeza alguna; que no aparece el más mínimo conflicto... Y es que en realidad no lo hay.
Quien dice un pájaro, dice una hormiga, un gato...
Novell.

PENSADORA dijo...

Resulta curioso, pero es un sentimiento extendido, querido pez.

Seguramente por la imposibilidad de comunicación eficaz con los animales, solemos sentir más piedad hacia éstos que hacia nuestros semejantes...

Humanitos, nunca dejaremos de sorprenderme...

Napoleón Lasagabaster dijo...

Nos conmueve su debilidad porque ya, de antemano, se conoce su fortaleza. Ese dato no se tiene de Pedro o Luisa.

El Pez Martillo dijo...

Yo prefiero pensar que, al menos en mi caso, se trata de una cuestión profesional. Cuando ocurren estas cosas en el hospital, uno está con su máscara de profesional sanitario puesta, y no deja que los acontecimientos la traspasen. Además, a una persona puedo ayudarla, intuyo lo que le está ocurriendo y tengo medios para actuar (no siempre, porque hay cosas ante las que se puede hacer muy poca cosa). Además, en muchas ocasiones es un desenlace esperado y no pilla tan de sopetón. Supongo que si paseando por la calle alguien cayera muerto ante mi, con espasmos o borbotones de sangre (cosa que me ha pasado en el hospital, pero nunca por la calle), también me afectaría.

Saludos.

Johannes A. von Horrach dijo...

Prefiero esta última explicación, Pez, que la anterior, porque me preocuparía. Suelo desconfiar de la gente que se siente más afectada por la suerte que corren los animalillos que los humanos, pero esto que dice del 'contexto' lo hace más entendible.

En los otros casos de gente que se ve más afectada por la muerte de un animal que la de un humano creo que puede tener que ver la relación inherente de conflicto que tenemos con nuestros semejantes, que no existe con los animales (bichitos de compañía, que no molestan demasiado, monos y simpáticos, con los que no tenemos ninguna competencia). Los humanos son semejantes y por eso nuestros rivales para conseguir cosas (aunque sea de manera implícita), de ahí, creo yo, que muchas veces su muerte no nos afecte demasiado.

A mí me afecta más la muerte humana, aunque sea de un humano aborrecible. La experiencia de la muerte es siempre más rica y traumática en un humano, claro está, que en un animalillo. Puede sonar esto muy antropocentrista, pero es así.

saludos

PENSADORA dijo...

Pues no le quito yo razón al Dr. H (por cierto ¡hola!).

Y no me suena antropocentrista, no sé a qué me suena, pero esto no.

A mí también me ha gustado la segunda exposición Sr. Pez.