jueves, 21 de mayo de 2009

Mujeres "en blanco"


Trabajar rodeado de mujeres tiene sus ventajas, entre ellas la de aportar un incalculable alud de observaciones en torno a sus maneras. Está bien ponerse en una esquinita y observar cómo hablan, de qué hablan, su comportamiento cuando están a solas (es decir, cuando creen que nadie las observa) y cómo cambia la cosa cuando entra una extraña en la manada o, cosa aún más interesante, cuando entra un sujeto masculino presumiblemente no homosexual.

No es que haya podido aprender demasiado, pero sí que he llegado a comprender que, cuando una de ellas afirma que está en un período de "no tíos" (lo puede afirmar de muchas formas, algunas de las que he oído son: "yo ahora paso de tíos", "¿novio yo?, ni pensarlo", "estoy en fase de no tíos"...), es una señal inequívoca de que se están ennoviando o están a punto de hacerlo. Si me lo dijeran a mi, entendería que se trata de un "no intentes nada conmigo" encubierto. Pero si se lo dicen entre ellas, tal vez sea una medida de protección, para no exponer a su "hombre" al pillaje de las demás (ya se sabe, apetece más el juguete con el que juega la vecina que el que está en el mostrador sin que nadie lo toque).

10 comentarios:

Napoleón Lasagabaster dijo...

"Pero si se lo dicen entre ellas, tal vez sea una medida de protección, para no exponer a su "hombre" al pillaje de las demás..."

Esa frase me encantó.

Johannes A. von Horrach dijo...

Otra opción a barajar podría ser que esas expresiones no vayan dirigidas a nadie, sino que sean, como se dice, 'de consumo interno', es decir, que su finalidad puede consistir en engañarse a ellas mismas (regodearse en una falsa autonomía justo cuando ésta se tambalea ante la irrupción de un determinado objeto de deseo), aspecto éste en el que las ctónicas son consumadas maestras.

El Pez Martillo dijo...

Napoleón, es algo parecido a eso de que cuando te ennovias empiezan a surgirte oportunidades con las mujeres.

Horrach, es muy posible lo que usted dice, me gusta. Sin embargo, a mi me parece algo más de cara a la galería, algo parecido a los políticos imputados en casos de corrupción, que no se cansan de jurar y perjurar que ellos son inocentes (y puede que lo sean, pero cuando se insiste tanto y se está todo el día reafirmándose en ello, uno sospecha más de ellos).

En fin, que los caminos ctónicos son insondables.

Anónimo dijo...

Comentario periférico: Entre que uno lee con gran interés lo que hay escrito, y que el contraste entre el color del texto y del fondo también se las trae, puede jurar, Pez, que su entrada se me queda instalada en la retina un buen rato :) Y si no, léase un rato y mire luego una pared blanca, verá, verá... Un cordial saludo.
Novell, ctónico.

El Pez Martillo dijo...

Es cierto, Novell, pero sólo es una estrategia para que no se me lea muy a fondo, que luego me machacan.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con el comentario sobre los efectos ópticos del nuevo contraste de colores. Lo demás muy interesante, sobre todo lo de estar-sentirse como un producto que luce en un escaparate sin llamar la atención de las clientas. ¿Será por el rollo ese de la oferta y la demanda?

PENSADORA dijo...

Bueno, venga, voy a dar mi opinión de ctónica de pro:

¡CHICOS! no le déis tantas vueltas... SOMOS IMPOSIBLES DE ENTENDER por más que lo intentéis.

Cuando una hembra niega su necesidad de macho, simplemente intenta alardear de su condición de independencia imaginaria.

Normalmente, semejante afirmación coincide con la irrupción de un nuevo macho porque es precisamente en el momento en que la hembra deja de buscar macho, cuando los machos se sienten atraidos hacia esa hembra en concreto, es decir, simple y pura casualidad, que no causalidad.

Pregunten, pregunten y verán.

Salu2!

El Pez Martillo dijo...

Es que estas afirmaciones las he oído al poco de rupturas dolorosas (que no lo deben ser tanto, dada la rapidez con la que han encontrado recambio), supongo que jugando al juego ese que tanto os gusta a las féminas de "soy sensible y los sentimientos son lo mío" (y yo digo: sí, los sentimientos, pero los de los demás, y para jugar con ellos).

Y puede que seais imposibles de entender, pero como objeto de observación (en todos los sentidos) y estudio no teneis precio (el que algo no tenga respuesta es un estímulo irresistible).

Salud!

PENSADORA dijo...

Mire a ver querido pez, que ese último párrafo asusta... a ver si la próxima vez que quedemos me voy a tener que poner de cuello alto por aquello de su sana costumbre de observación... ¡JAJAJAJAJA!!!!!

Escotes a parte, tiene razón en lo que dice. La gran malloría de mis amigas hacen eso. "Ya no quiero saber nada de hombres" y a la semana, como por arte de magia les aparece al lado un nuevo apósito de esos que se ponen. Y sí, los llamo apósitos porque dudo mucho de que los sentimientos en momentos así no sean más que meros apósitos para heridas recientes...

Ahora bien, también le diré que este caso no es nada extraño en ustedes los del sexo contrario, que lo he sufrido yo en carne propia.

Le recuerdo que para mí, también son ustedes objeto de observación (en todos los sentidos) y análisis... ¡son como un libro abierto!.... jajaja!

El Pez Martillo dijo...

No se preocupe, que mi hábito (la separación entre costumbre y vicio a veces es muy tenue...) de observar a las féminas es moderada y discreta, así que venga usted escotada, que ni se enterará de mi escrutinio y parecerá que ni me fijo. A cambio, yo apareceré con unos pantalones ajustados, que tengo entendido que ustedes las féminas gustan de admirar nuestras posaderas (aunque creo que estará más favorecida usted con el escote que yo con los pantalones, a no ser que en lugar de mirar atrás mire usted delante...). Y hasta aquí puedo escribir, que pierdo la compostura (sin duda, culpa del alcohol que bebí ayer, que aún no he metabolizado del todo).