miércoles, 25 de marzo de 2009

La terapéutica filosófica


La filosofía puede llegar a tener efectos terapéuticos. Si no curativos, sí al menos paliativos. Lo experimenté el otro día, al desaparecerme los síntomas de mi bronquitis (no eran leves, me faltó el canto de un duro para decidirme a no ir) en una reunión del grupo de investigación del que formo parte (?!). Hora y media con Deleuze, Foucault, Heidegger, Husserl, Marzoa..., y resucité. Ningún malestar. Al salir del aula, todos los males cayeron sobre mi.

Hace un par de años, supe de una iniciativa de alumnos de la Universidad Autónoma de Madrid que pretendían llevar la filosofía a los hospitales, para que los pacientes pudieran sacar alguna enseñanza de lo que los filósofos habían dicho sobre la enfermedad, la muerte y la existencia. La dificultad es hacer que nos pongamos en el estado mental necesario para estar absorbido por las ideas ajenas y olvidarnos de que algo nos duele o nos molesta. Difícil, sí. Pero no imposible. O al menos nada que no se pueda lograr con el preciso entrenamiento.

Yo ya me he puesto a ello. Un rato de meditación todos los días, y al carajo la hipocondria y la enfermedad. ¿O convendría, tal vez, meditar trayéndolas al primer plano, haciendo de ellas el caballo salvaje al que domar?.

7 comentarios:

PENSADORA dijo...

JEJEJE! amigo pez, es usted todo un "filósofo cientifico" (aclaración: ¿acaso no fueron los filósofos los primeros científicos?). Sepa que muchas de las llamadas terapias alternativas van por este lado, desviar nuestra atención de las dolencias a otras cosas y sí, ¿por qué no? por ejemplo hacia la filosofía.

Incluso hay un libro que se titula "Más platón y menos prozac" (no recuerdo el autor que trata sobre los efectos terapéuticos de la filosofía en contraposición a la psicología. No conseguí leerlo entero, era mal momento, igual lo retomo un día de estos. Ya te contaré.

Salu2.

El Pez Martillo dijo...

Si a lo que van esas terapias es a desviar la atención, no me parecen nada positivias. Lo que debe hacer todo aquello que quiera llamarse terapéutico es ir a la raíz del problema, sea cual sea (la diferencia entre las medicinas está precisamente en eso, en que ven la raíz en cosas diferentes, y por ello son distintas las formas de tratar los problemas).

Ese libro no lo he leído (de un tal Lou Marinoff), por ser suave, diré que es uno de esos libros que están en la lista negra de la Filosofía, de los que pervierten, denigran y banalizan la Filosofía. En las facultades los profesores lo citan cuando quieren hacer un chiste.

PENSADORA dijo...

Eso! Marinoff.

Jejeje! ya me creo que se rían de él, al fin y al cabo no deja de ser un libro de esos de "autoayuda".

En fin...

Salud y orujo que no falten!

Johannes A. von Horrach dijo...

Lo cierto es que las clases del Big Tiger tienen unos efectos sorprendentes. Servidor de ustedes incluso llegó a levitar en una de ellas (martes 9 de enero de 2007)... o al menos en esa la sensación que experimenté en pleno éxtasis hegeliano (La ciencia de la lógica).

PD: más que como terapia para superar males, la principal utilidad que para mí tiene la lectura y estudio de la filosofía es la de fortalecer mi deseo sexual. No vean qué ataques de fortor me provoca la lectura de Heidegger, lo digo en serio.

PENSADORA dijo...

JOER Dr. H! ¿y dice usted Heidegger?... tomo nota! jajaja!

El Pez Martillo dijo...

Herr Doktor, ha descubierto usted la Viagra Filosofal!!! Ahora que lo pienso, ya se a qué evento se refiere con eso del Ereignis. A mi el que me pone es Nietzsche, ya sabe, la voluntad de joder, el eterno retorno de lo mismo (que no puede hacer referencia más que a un movimiento de vaivén...), el superhombre... En fin, todo un mosaico de cerdería.

Johannes A. von Horrach dijo...

Me parece que el vínculo sexo-filosofía puede dar para unas entradas. Será que soy algo raro, pero cuando leo a Heidegger su "el tiempo se temporacía en su temporacidad" es como si la húmeda boquita acogedora de la pornoctónica Belladonna se cerrara sobre mi palpitante y extática virilidad...