lunes, 1 de diciembre de 2008

Lo inesperado


Aunque siempre me haya gustado tenerlo todo controlado y previsto, reconozco que lo inesperado, cuando es de signo positivo, hace que las cosas adquieran otro color. Como cuando una noche anodina y sin demasiadas perspectivas se convierte, como por ensalmo, en una gratísima velada (y por contra, cuando se pretende que una salida sea especial, siempre queda un regusto amargo, porque nunca pasan las cosas como uno desearía).

4 comentarios:

PENSADORA dijo...

Sí querido Pez, las sorpresas agradables le ponen sal a nuestras vidas... muy humano todo. Y sí, siempre que uno espera algo, nunca es como gustaría, pero, cuando no esperas nada la sorpresa es más probable y satisfactoria...

Nada es exactamente como uno espera, hay que saber adaptarse.

El Pez Martillo dijo...

Pozi, sorpresas te da la vida.

Anónimo dijo...

Ostras amigo pez siento que se quedara con ese sabor amargo por no poder terminar esa marcha con nuestra buena compañia ,despues de dejar a sus compis....jajaja lo q son las inclemencias del tiempo. Solo pedir perdon. Saludos y besitos.

El Pez Martillo dijo...

No se lo tome usted a mal, estimada kizithia, pero es completamente al revés. A pesar de haber acabado pronto, el regusto fue más que bueno, a causa de un encuentro inesperado...