miércoles, 29 de octubre de 2008

Mis músicas favoritas XI: Klezmer

Poco a poco me voy adentrando en este estilo musical, nacido en la Edad Media entre los judíos de centroeuropa. Festivo y melancólico a un tiempo, exótico y cercano, el Klezmer vive en estos tiempos un resurgir muy interesante. Por todas partes surgen grupos que directamente lo tocan o que son influiodos con fuerza por él, y ya trascendiendo el mundo judío propiamente dicho, hacia formas más mestizas y peculiares (según el mandamiento de la sacrosanta "fusión").

Pero vayamos a la historia. En un principio, el Klezmer era interpretado por músicos ambulantes que iban de pueblo en pueblo, y era una música de fuerte impronta místico-religiosa. El significado de Klezmer es "instrumento musical". El Holocausto casi hizo desaparecer este estilo musical, y en la década de los cincuenta apenas unos pocos músicos conocían este estilo y lo hacían sonar. Sin embargo, a partir de los setenta se inició un progresivo renacer, hasta llegar a nuestros días, donde no es difícil acceder a este tipo de música, y no son pocos los grupos que lo lleban a cabao (si bien son minoritarios, ahí están).

Como ilustración musical un extracto de un documental en el que el excepcional violinista Ytzhak Perlman explora los terrenos del Klezmer. En él se puede ver su arte junto a tres grupos de Klezmer: Old Brave World, The Klezmer Conservatory Band y The Klezmatics:


Son sólo tres grupos, pero hay muchos más, entre los que cabe mencionar al mallorquín (aunque sus miembros no lo son, el grupo tiene su base aquí) Lekhaim Klezzinger Band.

martes, 28 de octubre de 2008

El carácter destructivo

El carácter destructivo tiene la consciencia del hombre histórico, cuyo sentimiento fundamental es una desconfianza invencible respecto del curso de las cosas (y la prontitud con que siempre toma nota de que todo puede irse a pique). De ahí que el carácter destructivo sea la confianza misma.

El carácter destructivo no ve nada duradero. Pero por eso mismo ve caminos por todas partes. Donde otros tropiezan con muros o con montañas, él ve también un camino. Y como lo ve por todas partes, por eso tiene siempre algo que dejar en la cuneta. Y no siempre con áspera violencia, a veces con violencia refinada. Como por todas partes ve caminos, está siempre en la encrucijada. En ningún instante es capaz de saber lo que traerá consigo el próximo. Hace escombros de lo existente, y no por los escombros mismos, sino por el camino que pasa a través de ellos.

El carácter destructivo no vive del sentimiento de que la vida es valiosa, sino del sentimiento de que el suicidio no merece la pena.

Walter Benjamin

El carácter destructivo

lunes, 27 de octubre de 2008

Flâneur


A veces me gusta salir a pasear sin más. Sin ninguna clase de objetivo ni dirección concreta. En estas ocasiones, me autoimpongo el no mirar escaparates, sino mirar a las caras de las gentes (en cierta medida también son escaparates, sólo que sin mercancia, ¿o sí?). O puede que me dé por no mezclarme en la masa y busque sitios solitarios, en los que urdir la ficción del encontrarse a uno mismo. También disfruto mirando hacia las fachadas, hacia las ventanas abiertas o iluminadas, hacia las gentes que miran por el balcón o tras los ventanales, componiendo un mosaico urbano (o más benjaminianamente, una constelación). Se descubren de este modo paisajes nuevos, panorámicas insospechadas que habían pasado desapercibidas y siguen haciéndolo para la mayoría de la gente. También surgen callejones y rincones alejados de las rutas habituales, como si sólo se mostraran a quien los sabe mirar (¿hay que recordar a estas alturas que mirar es algo más que pasar la vista por delante de algo?).

Y hay más, mucho más, porque la ciudad, y cualquier realidad, es más que ver. Hay otros sentidos y estímulos. El tacto del pavimento bajo los zapatos. El murmullo de la gente y el tráfico entremezclados, fragmentos de conversaciones y discusiones a partir de los cuales elaborar tramas vitales. Los olores, también heterogéneos que pueden sentirse: el perfume asfixiante de la señora que va cinco metros por delante, el olor corporal de aquel mendigo, los orines de un rincón, los buñuelos y castañas otoñales...

Me gusta, en resumen, dejar de ser sin dejar de ser, estar y no estar, creer que salgo sin ir a ningún lado. No sé si se me entiende.

domingo, 26 de octubre de 2008

Matt Elliott

La cosa va de estrenos interesantes. Si el otro día hablé del de Dylan, me entero de que mañana va a salir a la venta lo nuevo de Matt Elliott, uno de esos extraños músicos de carreras prolíficas, eclécticas y desconocidas al mismo tiempo. Empezó como The third eye foundation, pero en los últimos tiempos se prodiga bajo su nombre. En concreto, lleva editados tres trabajos con él: The mess we made (2003), Drinking songs (2005) y Failling songs (2006) (más un EP titulado Borderline Schizophrenic. Y ahora llega Howling songs, en lo que parece que va a ser una trilogía junto a los dos trabajos anteriores. Hay en ellos un cambio radical respecto al estilo anterior, repleto de programaciones y electrónica, pasando a algo mucho más acústico y minimalista, rayando en un cierto Folk. En vista del nombre del álbum a punto de salir, no parece que se vaya a salir del esquema de los anteriores. Y viendo la portada, menos. Porque si algo tienen las portadas de Elliott es un aura de extrañeza y melancolía, de épocas pasadas, igual que su música. Aún no sé nada de las canciones que contiene, pero la portada ya me ha entrado bien (muy bien), así que habrá que darle una buena audición al trabajo, porque como se parezca un poco a los otros, sin duda será interesante.

No puedo poner nada del nuevo trabajo, pero sí puedo colgar aquí las portadas de la "trilogía" (incluyendo la nueva), para que ustedes juzguen. Y también una canción del Drinking songs, titulada The Kursk:





sábado, 25 de octubre de 2008

Sa somera



Una de las experiencias más traumáticas de mi vida ocurrió en la montaña, yendo de acampada. Fue en primero de Enfermería, allá por el 97, cuando se organizó una acampada de fin de semana en no recuerdo qué lugar de la sierra. Para empezar, los "magníficos" guías que nos llevaban, de esos que aseguran conocer el camino como la palma de su mano, se perdieron, dando un rodeo de horas que nos llevó por una torrentera y a subir y bajar montes. La cosa tenía un aire de aventura y nos entregamos alegremente. ¿Nos hemos perdido?, pues sigamos caminando, que a algún lado llegaremos. Y efectivamente, llegamos a unas casas de piedra en medio de dos montañas, en las que había un pequeño corral con gallinas, evidenciando que allí había algo de actividad humana.

Los "guías" decidieron que el sitio al que íbamos estaba subiendo por un estrecho y empinado camino. Había cansancio, pero como había más ganas de llegar ya a algún sitio donde montar las tiendas, no opusimos demasiada resistencia. Y ahí empezó el problema. Porque además de las gallinas, por ahí había un burro que, atraido por nuestras voces y por la comida que llevábamos en nuestras mochilas, nos siguió todo el camino. Y no fue un seguimiento a distancia y pacífico, sino que fue una auténtica persecución. Subimos corriendo y con un burro pisándonos los talones y embistiéndonos. Y lo peor es que sólo había ese camino cuesta arriba y ningún sitio donde refugiarnos.

Asfixiados, llegamos a un llano alfombrado de hierba con unas casas al final. Habíamos llegado. Y el burro también. Y ya no sólo era comer lo que quería, porque se abalanzó sobre una de las chicas, intentando violarla allí mismo, cosa que logramos evitar. Al final conseguimos domar a la fiera, devolverla abajo y dejarla atada a un árbol, pero el susto no se nos quitó en unas horas, convirtiéndose en motivo de choteo generalizado (sí, pero durante la persecución nadie reía, no). Para mantener un poco más la tensión, junto a las casas, semiabandonadas, encontramos unos cazadores escopeta en hombro apilando unas cabezas de cabra en un murete de piedras. Fueron muy simpáticos, pero la escena, así de entrada, y viniendo de lo que veníamos, nos hizo pensar en lo peor.

Todo quedó ahí, en un susto nada más, pero podría haber pasado cualquier cosa: que el bicho hubiera sido más agresivo y herido a alguien con un cabezazo o una coz, que con las prisas alguno se hubiera caído, o que los cazadores hubieran sido unos psicópatas. Menos mal que al final todo salió bien y la acamapada fue un éxito (como Casablanca, fue el inicio de una gran amistad...).

viernes, 24 de octubre de 2008

Intelecto y medios


Lo que sorprende de algunos "intelectuales" de nuestro tiempo es la gratuidad con la que sueltan sus afirmaciones. Me refiero a los mediáticos, por supuesto, acostumbrados como están a estar siempre en el púlpito, da la impresión de que, por el mero hecho de estar ahí y de ser quienes son, sus afirmaciones son ciertas y van a misa siempre. Y así, dicen lo que dicen, lugares comunes muy a menudo teñidos de ideología ciega y sin crítica (de cualquier signo). El aura les precede, y se dejan llevar por ella, creyendo que ella hace el trabajo por ellos. Y al público le pasa igual. "No, si lo dice X, debe ser cierto". Pero nada más lejos de la realidad. O no.

Hay que rellenar muchas horas de programación, y ya cualquiera vale para salir a hablar. Lo importante es tener labia y hacerlo con convicción, como si estuviéramos en posesión de las verdades del mundo. No es tan difícil. Pero que nadie tome a nadie en serio, puesto que a los auténticos (si es que los hay) intelectuales, me parece que hay que buscarlos en otras partes.

jueves, 23 de octubre de 2008

Rehabilitando a Teddy Bautista


Si nos hablan de Teddy Bautista, lo más fácil es que pensemos en la SGAE e incluso se nos escape alguna palabra desagradable. Como director de dicha sociedad, ha adoptado una actitud en exceso intransigente contra la transformación que el mundo multimedia está sufriendo en esta era informática en defensa de las industrias que tradicionalmente han marcado el camino. Este papel le ha generado no pocas críticas y enemistades. Esto, que es muy legítimo, se ha visto acompañado de una cierta actitud mesiánica por la cual parecía que su causa y su cruzada eran vitales para la música y una gran aportación para su supervivencia.

Sin embargo, la gran aportación de Bautista para la música hay que buscarla en el pasado, cuando se dedicó a componer y a grabar. Con su grupo, Los Canarios, exploró el terreno de la psicodelia y el soul a finales de los 60 y principios de los 70, estilos más bien ausentes del panorama español. Sus mayores éxitos fueron Get on your knees:

y Peppermint Frappé:

A partir de ahí empezó la incursión en el terreno del rock sinfónico y el tonteo con los inicios de la electrónica, lo que les llevó al extrañísimo y difícil de encontrar Ciclos (1974) en el que adaptaban a su estilo las cuatro estaciones de Vivaldi. Un álbum difícil pero que ha ido ganando con los años, al menos en según qué círculos. He aquí un fragmento:


Con esto la banda se disolvió, pero el ánimo aventurero de Bautista no acabó ahí, y el último proyecto en el que se vio metido fue el de representar el papel de Judas en la primera grabación española de Jesucristo Superstar, en el que destacaría sobretodo dos temas en los que les canta las cuarenta a Jesucristo (Camilo Sesto), la Canción de Judas:

y el desfase Gospel de Superstar:


Pero los años han pasado y desde entonces no ha habido nada destacable y sus actividades en la SGAE han hecho que todo lo que en su día hizo por la música (que aunque no mucho en cantidad, sí que tenía una cierta audacia y espíritu experimental) haya quedado en el olvido, y han predispuesto al personal en contra de su música, dilapidando el interesante trabajo que hizo (mucho más que el de ahora, claro).

miércoles, 22 de octubre de 2008

Memoria Familiar


Ahora que parece que está de moda esto de la "memoria histórica" y de sacar viejos trapos sucios, voy a relatar una historia familiar de la que me he enterado hace muy poco (lo cual resulta increíble, dada la inclinación de mi familia materna a las batallitas).

En 1947 se inauguró en Palma el monumento a los fallecidos en el hundimiento del crucero Baleares durante la Guerra Civil, a manos de la aviación republicana (hecho que, curiosamente, también guarda relación con mi familia, puesto que mi abuelo paterno estaba, si no en el barco hundido, sí en uno de la flota) y Franco vino a inaugurarlo. Mi familia materna había contado con algunos destacados miembros del socialismo mallorquín (Llorenç Bisbal Barceló, bisabuelo de quien esto escribe, fue uno de los fundadores de la UGT balear y alcalde de Palma en 1931), por lo que siempre habían suspuesto que estaban bajo el punto de mira (afortunadamente, que yo sepa, no hay nadie de la familia en ninguna fosa o cuneta, pero sí que algunos, como mi abuelo, pasaron una temporada en prisión tras la guerra). Las sospechas se vieron confirmadas cuando, unos días antes de la llegada del dictador para la inauguración, la policía acudió a casa de mis abuelos y de todos sus hermanos para invitarles amablemente a que durante los días que el General estuviera en la ciudad no salieran de casa y a atenerse a las consecuencias si desobedecían la orden.

Obviamente, obedecieron. Pero lo que más llama mi atención es que nadie se haya atrevido a mencionarlo en la familia hasta hace muy poco (tan sólo unos meses), sorprendiendo a los que nacieron más tarde de ese lejano ya 1947, lo cual no es más que un reflejo del miedo que atenazó a la familia durante tanto años. Miedo que, incluso yo, que ya nací con el dictador muerto, he podido sentir y que se ha traducido en una evitación total de los temas políticos en las conversaciones familiares, incluso a la hora de hablar del bisabuelo (siempre se hizo en voz baja y de forma secretil). Claro que las circunstancias nos ponían en una situación delicada, teniendo en cuenta el "pedigrí" familiar, y eso acentuó la paranoia y también la discreción más absoluta (casi hasta el punto de intentar borrar todo lo que tuviera que ver con el pasado político de la familia). Tuvieron que venir investigadores de fuera a hablar con mi abuelo para que algunos detalles fueran saliendo a la luz, y con cierta reticencia.

Supongo que todos tenemos alguna cosa que contar de nuestra familia en aquellos desgraciados años, cosas, a veces, que se han ido contando bajo mano y con la boca pequeña, como si así fueran menos graves, o mandándolas al silencio. Porque mi familia paterna, en el otro bando, también ha sido siempre muy reacia a contar nada, coriendo un velo sobre el asunto, intentando pasar página. Y es la sensación que me queda viendo a mis mayores, y también con las polémicas que se arman cuando se intentan tocar temas de la Guerra Civil, que debió ser algo tan terrible y traumático, que hasta setenta años después nos incomoda y nos hace discutir.

Y sin embargo, el tiempo ha pasado y ha ido dando lecciones y poniendo las cosas en su sitio, porque he visto a mis dos abuelos, que lucharon frente a frente, recordando la guerra y sus luchas, contándose las cosas de cada uno de sus bandos ante un café, riendo las anécdotas, mientras sus nietos jugueteábamos alrededor.


martes, 21 de octubre de 2008

En el país de los ciegos...


Más sobre la crisis. Aquí todo el mundo tiene información privilegiada. Todos saben las causas y, lo que es peor, las consecuencias y los remedios. Lo que sorprende es cómo no están ocupando puestos de directivos, en vista de que éstos tampoco parece que hayan sabido hacer nada por prevenirla, en parte porque no la vieron venir. Y esa es otra, ahora todo el mundo está con el sonsonete ese del "se veía venir". Entonces, ¿cómo hemos llegado hasta aquí?.

lunes, 20 de octubre de 2008

Crisis del sábado noche


Uno de los efectos de la supuesta crisis se puede observar los sábados por la noche. Abundan los modelitos escasos de ropa entre el sexo femenino: minifaldas (pero muy mini), escotes, modelitos ajustadísimos (de esos que uno se pregunta cómo han conseguido meterse dentro)... Y es que claro, en tiempos de incertidumbre, la caza del millonario se vuelve más agresiva (además de que hay menos millonarios). Y los tíos, pues a aparentar que tienen muchos posibles, a ver si cae, por un rato, alguna de ellas, deslumbrada por los destellos. Porque también quedan menos millonarias, sobretodo desde que nos han levantado a la Duquesa de Alba. Así que entreguémonos todos a la montaña rusa de la noche, y como dice la canción: "cuando todo da lo mismo, porqué no hacer alpinismo".

domingo, 19 de octubre de 2008

Disco RCP

Leo entre divertido y alucinado que un miembro destacado de la AHA (American Heart Association, los que cortan el bacalao en la cosa de la reanimación cardiopulmonar, sí, eso del boca a boca y el masaje cardíaco), ha dicho en declaraciones públicas que la canción Stayin' alive de los Bee Gees es ideal para marcar el ritmo de compresiones en el masaje cardíaco externo. Para asegurarme, y no fiándome de mi memoria, acudo a escuchar la canción, ¡y es cierto!. Así que ya me veo la próxima vez que alguien se me pare acercándome en plan Travolta y cantando para marcar el ritmo (o yo, o alguien que haya por ahí, que para el caso es lo mismo). Y ya de paso, que el médico cante las dosis y los fármacos a usar. Si una RCP (reanimación cardiopulmonar) ya es divertida (en cierto modo), no quiero ni pensar lo que va a ser cuando todos estemos cantando: a-a-a-a-adrenalina, adrenalina!!!

Y si no, cuando menos no podré reprimir una sonrisa cuando haya que reanimar, porque sabré que todo el mudno estará con la cancioncilla en la mente. Y si no, pues pondré en mis testamento vital que sí, que me reanimen, pero sólo si lo hacen cantando.


sábado, 18 de octubre de 2008

Más agenda

Y para seguir con la fiesta y que no decaiga, esta noche toca festival de blues, con una muy buena sesión de armónica (así que un buen aficionado al blues y a la armónica como servidor no se lo puede perder). De primer plato, Víctor Uris:



Y de segundo, los Suitcase Brothers Band:



Con estos platos, el postre no puede ser malo. Me enfundaré mi sombrero a lo Blues Brothers, y a ver lo que pasa.

viernes, 17 de octubre de 2008

De caídas y nacionalismos


Cuando hace casi 20 años cayó el muro, recuerdo que leí que en los siguientes años se iba a vivir una reactivación del nacionalismo, y no sólo en los países que habían estado bajo dominio soviético, sino que en todas partes, acabada la referencia ideológica (directa o indirecta) para una gran parte de la población, mucha gente iba a exacerbar sus sentimientos comunitarios. El nacionalismo es algo que viene de antiguo, pero no es menos cierto que de unos años hacia aquí muestra una cara mucho más siniestra que en otros períodos (vale decir, su auténtico rostro, a falta de comprobar que no tenga uno aún peor, cosa que no pocos sospechamos). Y es que los seres humanos necesitamos una tabla de salvación sobre la que flotar en el mar de la incertidumbre, pequeños puntos de seguridad en los que buscar refugio a toda la zozobra que nos azota. Y claro, el de la comunidad (en el sentido más atávico) es el recurso más a mano cuando todo lo demás falla.

Caído el comunismo, muchos de los que, de haber continuado ahora serían comunistas y estaría por la revolución, la lucha obrera y todas esas cosas, ahora se proclaman fervorosos patriotas de su tribu. En el fondo, les anima el mismo espíritu trangresor y revolucionario, y buscan una cierta ruptura del orden, y por eso se apuntan a nacionalismos de corte rupturista, creyendo que la consecución de la ansiada independencia les traerá la Arcadia que imaginan en sus sueños. Como es obvio, ese nacionalismo depende en buena medida de la tierra en la que se haya nacido y de la presencia y fuerza previas de esos nacionalismos. Así, en regiones con un independentismo poderoso previo, lo más fácil (porque esa es otra, todo el mundo se apunta a lo más fácil) es caer en sus redes.

El "otro" nacionalismo, el que no rompería nada, el que sólo defendería lo que ya es, es otro cantar, puesto que no hay ninguna utopía a alcanzar, ya lo tenemos, quedando en cierto modo neutralizado el impulso nacionalista de carácter "central" y reservado a posturas en cierto modo exaltadas y caricaturescas (más allá del lógico sentimiento de defensa del sitio de donde se es). Los gobiernos, metidos en una dinámica cada vez más internacionalista (con sus reuniones, su economía global, sus pactos y alianzas...), han ido mostrando un perfil más moderado y atenuado en lo que respecta a lo nacional y distintivo.

Sin embargo, resulta que ha habido de venir esto de la crisis, para que veamos cómo distintos gobiernos, atemorizados por lo que pasa y lo que puede llegar a pasar, empiecen a agarrarse al clavo ardiendo de los valores patrióticos. Así, tenemos a Italia cada vez más estricta con la inmigración y todo lo no italiano, a Francia amenazando con suspender los partidos en los que se silbe y abuchee a la marsellesa... y a todos nacionalizando y metiendo dinero público en sus bancos. Son sólo tendencias y pequeños signos, pero que hacen sospechar que algo se está moviendo, que hay una cierta implosión o colapso de algunas de las cosas que en los últimos años han ocurrido. Puede que sólo se quede en esas señales. O puede que, si la cosa va a peor, se acentúen. Nos mantendremos atentos.

jueves, 16 de octubre de 2008

Fastidio


Hay algunas actividades y circunstancias más o menos cotidianas que a todos nos gustaría no hacer. Son nimiedades, pero muy fastidiosas, y cada vez que toca hacerlas lo hacemos a disgusto. Rutinas que nos saltaríamos alegremente, pero que no podemos hacerlo, puesto que son necesarias para lograr otros objetivos. Ahí van algunas de las cosas que a mi me fastidian especialmente:

-Encontrarme con otro coche a la entrada o salida del aparcamiento.

-Tener que abrir un tetra-brick.

-Cambiar el papel higiénico.

-Los aerosoles.

-Limpiar los zapatos.

-Hacer cola en el banco o en el cajero automático (curiosamente, en otras partes no me molesta).

-Dar propina a los aparcacoches (tanto que, si hay uno, prefiero aparcar más lejos y evitarlos).

-Responder al contestador automático (y según qué días, al teléfono).

-Las migajas de la patatilla al fondo de la bolsa.

Y muchas, muchas más...

miércoles, 15 de octubre de 2008

Rumores


Cuando se entra en el terreno de la incertidumbre, todo el mundo tiene las cosas muy claras. Todos saben, todos conocen a alguien que lo sabe seguro, y nadie da su brazo a torcer. Al final, tanta seguridad se convierte en varias versiones (a veces contradictorias) "perfectamente" avaladas y de las que no se puede dudar. Ahí está el origen de la incertidumbre, en ese maremagnum de verdades en conflicto, y no tanto porque lo que cada una diga sea dudoso por sí mismo (si lo es, es porque otras verdades las hacen tambalear, debilitándose ellas mismas).

En fin, que el mundo de la rumorología es muy confuso y estresante. Sobretodo cuando no hay una información cierta a la que agarrarse, y todo lo más que se puede saber sobre algo son los distintos rumores. Esto ocurre en fases de nogociación o cuando está a punto de tomarse alguna decisión importante que afecta a un grupo de personas, en las que todas quieren tener la información que ninguna otra sabe, poniéndose en marcha un curioso juego de datos y contradatos en el que algunos son ciertos, pero que no hay manera de distinguir de los dudosos. Al menos hasta que las cosas salen publicadas en el boletín oficial.

martes, 14 de octubre de 2008

Bob Dylan. The bootleg series, vol. 8

Con días de retraso (hablan de la sociedad de la información, pero llega a haber tanta, que está cortocircuitada) me entero de que se ha publicado un nuevo volumen de las Bootleg Series de Dylan, el octavo ya, titulado Tell tale signs. Esta serie de trabajos recopila rarezas, directos y versiones alternativas de temas ya conocidos, recopilados por el propio Dylan. La idea surgió al ver cómo aparecían ediciones piratas de rarezas y se vendían con cierto éxito, por lo que, celoso como es de su trabajo, decidió escoger y publicar él mismo los temas. El primer volumen salió en 1991, y recién acaba de salir el octavo. Y aunque siguen apareciendo grabaciones piratas, la decisión resultó muy acertada, visto lo que iba a ocurrir con la popularización de Internet y las nuevas tecnologías (la música fluye por la red con mucha más facilidad que por las tiendas de discos, y cualquiera puede grabar un concierto en audio o video y luego colgarlo), consituyendo así una discografía pirata oficial.

El single de presentación es Dreamin' of you, de las sesiones del Time out of mind de 1997, y el video viene protagonizado por el veterano actor Harry Dean Stanton. Toda una sorpresa.

lunes, 13 de octubre de 2008

Historial médico


Por suerte, mi historial médico es bastante escueto, y en él no hay nada digno de mención. Sin embargo, recuerdo algunos momentos "críticos", en los que, retrospectivamente, podría haber acabado bastante mal.

De niño la enfermedad se vive con una mezcla de fastidio y de alegría. Fastidio porque encontrarse mal nunca es agradable. Pero por otro lado, te ves liberado de obligaciones (colegio, deberes...) y todo el mundo te mima y te hace regalos. Eso por no hablar de las horas delante de la televisión, viendo cosas que normalmente no se pueden ver.

Con el tiempo la cosa cambia, y fue con la adolescencia cuando tuve mi primer momento apurado. Fue allá por tercero de BUP, cuando estaba con la pata tiesa por culpa del esguince de tobillo que me hice en clase de deporte jugando a rugby. Al cabo de un par de días, el pie se me empezó a poner morado (por el hematoma, evidentemente) y caí enfermo, con fiebres muy altas que no se me iban con ningún antipirético, lo cual me llevó a un estado de somnolencia perpetua durante un par de días. La fiebre no tenía nada que ver con el pie, fueron unas anginas fuertes, pero como tenía media pierna vendada, en casa en seguida pensamos que la fiebre me la provocaba el pie, que se me empezaba a gangrenar...

Otro de los momentos chungos fue ya pasados los veinte, también por unas fiebres persistentes e intensas. Me recuerdo tirado en el sofá, con 41º, viendo a Urdaci y Letizia en el telediario. Juro que por momentos los veía dobles y les oía eco. A pesar de ello, me levanté y fui a cenar, aunque no me sentó muy bien.

Las diarreas y transtornos digestivos son otro asunto. Me debilitan en exceso, hasta el punto de no ser capaz de dar más de cinco pasos sin amenazar desmayo. Por suerte, no soy muy dado a estas cosas (mi enfermedad más habitual son los gripazos), y hace ya varios años que no me pasa nada parecido (toquemos madera, que ahora mismo hay muchos problemas digestivos...).

El último episodio extraño de salud fue hace dos años, con una serie de mareos que se sucedieron durante unos meses y que me provocaban una fuerte ansiedad (¿o fue la ansiedad la que me causaba los mareos?). Me hicieron análisis y pruebas varias, pero todo salía aceptablemente bien. Incluso estuve una noche ingresado, en observación (y no vieron nada). Como soy algo hipocondríaco, me temía lo peor, y esperaba que en cada prueba me descubrieran algo. Nadie llegó a asegurarme qué era lo que tenía, aunque parece que todo quedó en algún problema de cervicales (eso me dijo el médico, por probabilidades).

No puedo quejarme, creo que tengo una buena salud, y aunque en esos momentos uno está fatal, lo cierto es que son pequeños trastornos que cualquiera puede padecer. Y viendo lo que hay por el mundo, debo estar contento de que por el momento siga en buen estado. Que dure.

domingo, 12 de octubre de 2008

Bares, qué lugares


El bar es un sitio de reunión, donde tomarse un café o una cerveza con los amigos o, simplemente, con alguien desconocido. Suponen una especie de ágora moderna, donde se opina, se discute, se dirime el futuro del país o se contempla el fútbol (o cualquier otro deporte) en manada. Hay bares "especializados": los hay de diseño ultramoderno en los centros financieros donde se reunen los ejecutivos, los hay temáticos y dirigidos a grupos de edad, y los hay populares (esos que toda la ciudad conoce). Los que más llaman mi atención son los bares de barrio, esos sitios en los que un señor o familia, normalmente ya entrados en años, sirven cafés, vinos, cervezas y tapas desde hace décadas, y que cuentan con una clientela habitual y "escogida" por el tiempo. Me refiero a esos bares en los que se reúne la parroquia de jubilados a hacer sus partidas de dominó, en los que alguna ama de casa pasa a hacer el caflito de media mañana de vuelta del mercado, y que siempre cuenta con el borrachín de turno, solitario toda la jornada en alguna mesa apartada. Algunos son muy pequeños, casi sin espacio para lo que no sea la barra. Otros, en cambio, son enormes, y siempre dejan la sensación de estar vacíos. El suelo, sobretodo junto a la barra, aparece repleto de servilletitas arrugadas, colillas y sobrecillos de azúcar (y alguno de café descafeinado). La gran mayoría mantiene una decoración propia de unas décadas atrás, con las sillas acumulando mugre desde varios lustres, y muy a menudo tienen un aspecto sucio. A pesar de ello son acogedores y, aunque no es el sitio en el que uno celebraría una reunión, siempre me veo obligado cuando paso por uno de ellos hacia su interior, intentando captar la vida que ahí dentro se ha desarrollado durante años.

sábado, 11 de octubre de 2008

Agenda III

Para seguir con mi particular plan de reactivación de la economía (inyectar dinero a la sociedad), hoy toca nuevo concierto. Javier Krahe es el elegido del día. Uno de los cantautores más personales y peculiares que tenemos por estos lares. Sus letras son ingeniosas, irónicas, soeces a ratos, pero siempre con un trasfondo muy interesante (siempre hay aguna reflexión oculta en torno al amor, al desamor y las mujeres). Música y risas aseguradas, y también alguna reflexión.
"No és pagat".


viernes, 10 de octubre de 2008

Motes


Es habitual que la gente tenga un mote. Algunos se les ponen con ánimo ofensivo, para hacer mofa de alguna de sus características (un buen ejemplo son los que todos hemos adjudicado a algunos de nuestros profesores). Pero otros llegan a ser más propios de alguien que su nombre, y todos le conocen por el apodo. En este caso, cabe preguntarse por este curioso hecho, puesto que sorprende que el auténtico nombre quede suplantado por aquél que se le ha dado desde fuera y a posteriori.

El nombre que a cada uno nos ponen es algo así como nuestro estandarte, aquello que nos muestra en sociedad. Y aunque es impuesto (igual que el mote), lo es en el primer momento de nuestra existencia (las tribulaciones de los padres a la hora de ponerle nombre a sus hijos son una señal de lo importante que es el nombrar a alguien), quedando unido a nosotros para siempre. En cambio, el mote viene dado por los demás y con posterioridad al nacimiento. Si el nombre va de los padres al hijo, en un acto íntimo, el mote es algo social, del colectivo, que va parejo a la socialización del individuo. En este sentido, es llamativo que los motes se utilicen en ámbitos donde el grupo es muy importante, casi anterior al individuo, como son los pueblos pequeños o regiones con un alto grado de sociabilidad, en las que la vida individual se desarrolla en gran medida en el espacio público. También los grupos de amigos adquieren una dinámica similar.

Lo llamativo del caso es ese eclipse que el mote supone sobre el nombre, como si ese estandarte de uno mismo que es quedara velado y palidecido por el yo social (que es una especie de yo externo y débil, por más que uno se pueda sentir muy a gusto en él). Velado o cuidadosamente escondido, porque en un ambiente en el que todo está expuesto, si hay que mantener algo en secreto, debe hacerse con mayor celo. Y el nombre (trasunto del Yo) sería así la etiqueta para todo lo que queda reservado, frente al mote, patrimonio del grupo. Es más, cabe la posibilidad de que el mismo grupo se abandone al juego del mote movido por el deseo de dejar algo para la reserva.

En este sentido, es esclarecedor el hecho de que muchos criminales (en especial los que se mueven en organizaciones) adopten un alias de cara al grupo en el que están y a la sociedad en general. Es obvio que se trata de ocultar la verdadera identidad con vistas a no ser detenidos, pero el mecanismo de mostrar y ocultar que se manifiesta en ello no parece tan distinto al de los motes populares.

jueves, 9 de octubre de 2008

Lo que la vocación esconde


Aunque durante mucho tiempo sentí la vocación de lo sanitario (o así lo creía yo), eso hace tiempo que pasó. Mis pulsiones van por otro lado. Y he llegado a comprender que en mi deseo de dedicarme a esto de cuidar enfermos no hay nada de humanitario ni elevado, más bien al contrario. En mi profesión puedo satisfacer un cierto deseo de ver y tocar la sangre (y otros fluidos) y el dolor de los demás. Hay mucho que aprender en ello (no sólo yo, sino los pacientes mismos). Sólo habiendo estado en lo más profundo de la caverna podemos apreciar la luz solar.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Jeckyll y Hyde


Ni las mujeres se escapan a mi obsesión clasificadora. Así, algunas despiertan mi lado más "animal", y otras el más "humano". Otras, en cambio, sólo despiertan en mí desinterés o, simplemente, desprecio. Lo curioso es que, en mi caso, el lado "animal" y el "salvaje" se excluyen, y lo suyo sería que alguna consiguiera combinarlos óptima proporción.

martes, 7 de octubre de 2008

Vaciedad


Hay qué ver la facilidad con la que proclamamos consignas y condenamos a los demás, como si fuéramos los portadores de la verdad absoluta, cuando en realidad no somos más que unos insignificantes seres que, ante la inmensidad vacía nos agarramos al clavo ardiendo de nosotros mismos, frágiles tablas de salvación. Pretendemos ocultar toda nuestra nada bajo la alfombra de precarias verdades.

lunes, 6 de octubre de 2008

Remedios


La receta: una cuerda de dolor que nos impida volar. Y un globo de placer que no nos deje caer.

domingo, 5 de octubre de 2008

¿Cambio?


Hemos pasado, sin solución decontinuidad, del "valle de lágrimas", al "disfrutar al máximo", creyendo haber cambiado. Sin embargo, seguimos igual de equivocados.

sábado, 4 de octubre de 2008

Regusto

De los pasados días de viaje, cansancio, sueño, hambre, descubrimiento, diversión, decepción, fracaso, puñaladas, conversaciones, gusto, tacto, olfato, oído y vista, nubes y sol, mar, ríos y montaña, sangre, sexo y alcohol en la vecina isla de Ibiza me quedo con la banda sonora, y de ella, con este tema de Corcobado, que me trae el regusto agridulce de esos días:


viernes, 3 de octubre de 2008

A la intemperie


Las mudanzas son una especie de desamparo, porque no se está ni aquí ni allí del todo. Se está dejando y al mismo tiempo llegando. El problema es cuando se sabe de dónde se sale, pero no hay ningún lugar al que ir. En estos casos, no hay más remedio que buscar puentes mientras se busca algún lugar más acogedor.

jueves, 2 de octubre de 2008

Fechas


En la mayoría de tumbas, al nombre lo acompañan dos fechas, la de nacimiento y la de defunción. En realidad, esos números no nos dicen nada de la vida de la persona que ahí yace, tan sólo aportan dos límites externos a ella. ¿Acaso alguien recuerda su nacimiento o su muerte? Son dos puntos en los que no estamos. Sin embargo, hay otras fechas que sí son importantes para cada uno de nosotros. Días en los que nos han ocurrido cosas que valoramos, hechos fundamentales en nuestras existencias, que se han grabado a fuego en nuestra memoria. Esas fechas son las que tendríamos que poner en las tumbas, expresando que ese cuerpo vivió. Sería un buen epitafio. Por si acaso, ahí van las fechas que no he podido olvidar:

1-X-1989
13-I-1994
14-III-2004
10-IX-2006

Son pocas, y seguro que hay algunas en las que me han pasado cosas más importantes, pero estos días son los que se quedaron registrados, los que, cuando se acercan, me obligan a echar la vista atrás y recordar las circunstancias que en ellos tuvieron lugar, y los que tienen mucho que decir de lo que yo soy ahora mismo.


miércoles, 1 de octubre de 2008

Mínimos tabúes


"Se supone que el estruendo de tabúes quebrantados que nos rodea por todas partes nos ensordece, pero no debemos equivocarnos. El espectáculo es una farsa. Se ha representado durante demasiado tiempo con cambios sólo menores en la trama y en el reparto de los personajes. Los verdaderos tabúes están en otra parte y rígidamente en vigor. Nuestros más feroces desmistificadores rápidamente retornan a las más anticuadas convenciones cuando se trata de afrontar los problemas realmente delicados."

René Girard.
Estrategias de la locura: Nietzsche, Wagner y Dostoyevski.