miércoles, 16 de julio de 2008

Pedestal y contrafuerte


En nuestra ínfima condición, tendemos a adoptar frente a los demás posturas grandilocuentes y en cierto modo condescendiente y paternalista con los demás, como si uno fuera la piedra de toque y la clave de bóveda del Universo. Si llegamos a esta postura (muy habitual en nuestro entorno), consideramos a todo el mundo por debajo de nuestro pedestal y sí les tratamos. Pero si aprendemos a observar, veremos a gente que vive con nuestra misma intensidad, que cree que sus verdades son tan verdad como las nuestras. Y esto, lejos de hacernos regodear en su error, debe hacernos dudar de nuestras verdades y adoptar posturas más humildes, dejando resquicios a los demás. Y sin embrago, hay que mantener el edificio en pie, y no dejar que las grietas lo arruinen. ¿cómo conseguir el equilibrio?. Tal vez construyendo bajo y apoyándose en las construcciones vecinas. No son pedestales lo que necesitamos, sino contrafuertes.

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