martes, 15 de abril de 2008

Vecindad


Las relaciones de vecindad tienen elementos extraños. Y es que el vecino es alguien que está ahí, contiguo a nosotros, y del que sabemos muchas cosas acerca de sus costumbres (lo oímos llegar, oímos algunmos ruidos que hace, las horas a las que se mueve...). Pero al mismo tiempo él también lo sabe. El btener vecinos viola en cierto modo el lugar más privado que se supone que tenemos: nuestro hogra. Por eso las relaciones que se establecen son peculiares. Por un lado hay cierta familiaridad, pero también recelos y frialdades, por la cosa de que tal vez sepan demasiado de nosotros, cosas que no nos gustaría que se supieran, o que creemos importante mantener en secreto. A pesar de que ni nos hablemos con ellos, siempre hay espacio para cierta tensión. Por eso, muchas veces la convivencia con los vecinos es conflictiva y amarga.

Y no sólo a nivel individual, sino grupal. Las sociedades vecinas a menudo establecen peculiares relaciones de amor-odio. Por un lado tenemos cierta tendencia en tomar al de al lado como espejo en el que mirarnos, como modelo al que imitar o del cual quisiéramos tener algún rasgo. Pero la convivencia, o tal vez el mismo hecho de servirnos como modelo, genera conflictividades y roces difíciles de sobrellevar y que marcan a generaciones enteras.

12 comentarios:

Johannes A. von Horrach dijo...

Para darle alguna vuelta más a la entrada tal vez se podría introducir el elemento 'mallorquín', y es que los mallorcanos tienen en general una relación muy especial con los vecinos, a los que husmean sin parar. Mi señora madre, mallorcana de pro, es un ejemplo estelar. Habría sido una buena agente de la Stasi, desde luego.

El Pez Martillo dijo...

Ha dado usted con un filón, querido Horrach. Si yo le contara algunas cosas que he visto...

Anónimo dijo...

Donde esté una casa apartada, en el campo (a ser posible oculta por frondosos árboles), con gallinas, huerto y toda la pesca, que se quiten los bloques de pisos y sus miserias vecinales. Miserias que por otra parte tienen su interés -aunque sea puramente sociológico o filosófico.

Virgiliano que es uno...

Anónimo dijo...

Si... yo también podría contar alguna cosilla sobre los vecinos tipicamente mallorquines... Y ustedes saben que al contrario que los de mi tierra no tengo nada contra ustedes...

A mi me disen Miquelet

PENSADORA dijo...

Pues para ver a los vecinos de los pueblos montañeses.
Cada vez que entras o llamas a la puerta de cualquier casa de pueblo, misteriosamente, se abren las puertas de las casas de enfrente y de al lado.

El Pez Martillo dijo...

Javi, no acabo de estar de acuerdo con lo que dices. Vecinos siempre hay, aunque estén a kilómetros. Sólo hay que echar un vistazo a las discusiones en torno a los lindes de los terrenos (aunque sé que no es exactamente lo mismo, tal vez haya algo de esa conflictividad mimético-identitaria de la que hablo). Creo que en parte sentimos la necesidad de tener a alguien al lado con quien establecer estas relaciones. Grosso modo, pienso que el origen de la sociedad está ahí.

Quieres desir, musa?. Tal vez usted no tenga nada contra los mallorquines (de lo cual me alegro), pero recuerde que hemos hablado muchas veces de las relaciones entre su isla y la mía (es que, claro, son islas vecinas).

Pensadora, eso que dices de los pueblos montañeses me parece muy intereante. Tiene una lectura filosófica muy sugerente.

Saludos a todos, y cómo diría el gran Joaquín Luqui: "un besito para ellas y un abrazo para ellos".

Jarttita. dijo...

A ver, que vengo a poner orden. Que aquí cada uno habla de lo que quiere!!!.

Supongo, que los mallorquines ( nuestros queridos Horrach y Pez a los que añado Musa- con su permiso-) hablan más de ese carácter al que ellos se sienten tan vinculados y al que tanta importancia nativa dan. Javi, peninsular él, habla de su lugar ideal para vivir. Su casa soñada.Que es apartada pero para cuando él quiera que sea apartada, jajaa. Para el resto la ciudad.

Pensadora supongo que está en medio, como yo. Que cada uno es como es pero que también es como quiere ser.

Y aquí acaba mi resumen/ breviario, eah.

El Pez Martillo dijo...

Pues la intención original de la entrada era hablar sobre la relación entre España y Francia, y se quedó en la parte introductoria. Sencillamente me cansé de escribir y se me fue la inspiración nada más comenzar, así que intenté concluir de un modo más o menos digno y dejar lo de Francia-España para otro día en que estuviera más fino.

Anónimo dijo...

Hola de nuevo. En temas vecinales yo admito q tengo un máster. Sin entrar en lo que puedo observar desde mi terraza (todo elemento extranjero realizando cualquier acto inimaginado por nadie que esté en su sano juicio), hace unos meses tuve una experiencia paranormal que merece la pena mencionar. La que en aquel tiempo era la presidenta me pidió que por favor me acercara a la casa de una vecina porque decía que ella no podía acercarse, y yo, como buena vecina y buena persiana (como dice un gran filósofo), me acerqué a ver que sucedía.

La señora en cuestión me recibió como si la estuvieran espiando y me comenzó a mostrar lo que para ella era una invasión medio extraterrestre en su casa. En cuanto vi de qué se trataba me dí cuenta que ya era demasiado tarde para salir pitando. Así que afronté la situación con filosofía (nunca mjor dicho). Primero me enseñó su cocina, en la que había un ruido infernal, y me dijo que le estaban metiendo nosequé por las tuberías para envenenarla. Abrió el grifo y salía el agua algo oscura, pero tampoco era para ponerse en ese plan, digo yo.

Luego me llevó a la puerta de la habitación y me dijo que había un ente que no le dejaba cerrar la puerta (en realidad supongo que era algún efecto de la puerta y el aire, que en cierta forma hacía una especie de fuerza...).

Después me encendió la televisión y la radio. La tele no funcionaba (necesitaba repararse, por supuesto) y la radio también hacía unos "ruidos extraños". Según la señora, le habían puesto unas cámaras en su casa para espiarla y para hacerle la vida imposible, y que así se marchara del piso... Ejem, menuda peazo de loca!

Como colofón final, me dijo que por las tuberías del baño le estaban metiendo gas, porque ella encendía una vela y se notaba que la llama se movía, por supuesto debido al gas acumulado en la casa, que lo ponían para volverla loca. Apagó la luz y todo para mostrármelo.
... Sin comentarios...

¿estoy o no en lo cierto? ¡¡MUCHO CUIDADO CON LOS VECINOS, SEÑORES!

Jarttita. dijo...

¡Qué miedo femme! Da má miedo lo tuyo que el relato de hoy de Pez.

PENSADORA dijo...

Pues mira tú! que pez no consiguió su propósito en la entrada, pero ha conseguido récord de participación.
Respecto a las relaciones Francia-España, yo que escribo desde plena frontera (sólo me cuesta una hora plantarme en somport, por ejemplo) diré que vecinalmente no hay problema alguno, es más, estamos encantados con las continuas visitas francesas a realizar compras y dejar sus euritos por aquí, que ellos tienen muchos.

El Pez Martillo dijo...

Buenmo, bueno! parece que os ha gustado el asunto. La verdad es que tiene jugo esto de las anécdotas vecinales.

Femme, terrorífico lo que cuentas. Lo es no sólo por la historia en sí, sino porque nos pone sobre aviso: no sabemos a quiénes tenemos viviendo cerca. A lo mejor resulta que al otro lado del tabique tenemos a un auténtico monstruo.

Pensadora, pues que sigan dejando sus euros por tierras españolas, que los seguimos necesitando.

Saludos a tod@s y gracias por los comentarios.