martes, 29 de enero de 2008

Un poco de chanson

Siempre me ha llamado la atención la escena musical francesa. La moderna y la antigua. Me parece muy variada y es posible encontrar artistas originales con relativa facilidad (a veces con menos problemas que con los españoles, ya que aquí todo lo que se salga de mainstream queda relegado a círculos muy reducidos a los que no se llega fácilmente). Hubo un tiempo en el que las canciones francesas eran éxitos en todas partes, y todos conocemos algunas de esas tonadas. Hoy me apetece hacer una selección de algunas de mis favoritas de las antiguas (sólo las enlazo, porque si colgara los videos quedaría muy largo):

-Edith Piaf: La vie en rose, Hymne à l'amour, Non, je ne regrette rien

-Frehèl: Si tu n'etais pas la

-Leo Ferre: Spleen (musicando a Baudelaire)

-Christophe: Aline (no se pierdan la cara de estreñido del sujeto).

-Françoise Hardy: Tout les garçons et les filles, Comment te dire adieu (esta es de mi tocayo Gainsbourg).

-Serge Gainsbourg y Jane Birkin (la bella y la bestia, dejo a su libre albedrío decidir quién es quién): Je t'aime... moi non plus (una maravilla).

-Hervé Vilard: Capri c'est fini

-Gilbert Becaud: Et maintenant

-France Gall: Poupee de cire, pouppee de son (otra de Gainsbourg, no se pierdan esta versión de los Arcade Fire)

-Jacques Brel (que no era de Francia, pero cantaba en francés): Ne me quitte pas (personalmente, la mejor canción de desamor que uno se pueda echar a los oídos), Ces gens-la (atentos a la letra y la interpretación, demoledora, odio y venganza en estado puro), L'amour est mort. Podría poner tantas de Brel...

-Georges Moustaki: Le métèque

-Para terminar y sacarnos el sabor de boca empalagoso que todo lo anterior ha dejado (soy consciente de que la selección me ha quedado un poco moña), Georges Brassens (un auténtico genio, letras divertidas y sin desperdicio, algunas de las cuales han sido adaptadas al castellano por su discípulo español Javier Krahe): Marinette, Misogynie à part (subtitulada en castellano, impagables los esfuerzos que hace el hombre para no descojonarse ahí mismo), La mauvaise reputation

Espero que les haya gustado la selección que les he preparado. Otro día pongo cosas francesas (o en francés) más actuales y moviditas, que también las hay.

lunes, 28 de enero de 2008

Incipit Tragoedia

Nietzsche en sus últimos días

Así tituló Nietzsche el último aforismo del cuarto libro de La Gaya Ciencia, en el que por primera vez escribe sobre Zaratustra como personaje suyo (al Zaratustra real ya se había referido con anterioridad). Empieza la tragedia. Así podría denominarse el enero de 1889. Cuando hace unas semanas hablé sobre el Sanctus Januarius, no hice referencia al hecho de que el mes de enero le reservaba al filósofo un destino fatal.

Aunque en las últimas semanas de 1888 ya había dado algunas señales alarmantes sobre su estado mental, el desplome definitivo no se produjo hasta enero de 1889. En concreto, el 3 de enero. Salió a la calle, en Turín, y vio a un cochero maltratando a su caballo. Nietzsche, indignado por su comportamiento, se abrazó al caballo con un gesto protector, y allí se desvaneció. Tuvieron que recogerlo de la calle y desde aquel momento ya no hubo vuelta atrás. En la casa donde se hospedaba creía estar a la espera de que el rey le visitara, o danzaba desnudo al ritmo de melodías que sólo sonaban en su cabeza, escribió las llamadas "cartas de la locura" que provocaron la alarma de los suyos. Tuvo que ir su amigo Franz Overbeck a recogerlo para llevárselo a Basilea y ponerlo a buen recaudo en un manicomio, donde empezarían a estudiar su caso sin demasiado éxito. Para convencerlo de que fuera con él y su acompañante sin llamar la atención (puesto que pretendía ser rey y saludar a todo el mundo a su paso), tuvieron que hacerle creer que se trataba de un viaje de incógnito para resolver un gran asunto. Desde entonces poco a poco la mente de Nietzsche se fue apagando, y si bien al principio podía salir a pasear e incluso mantener pequeñas conversaciones (hubo un punto de mejoría en que se llegó a pensar en que se podría curar), la apatía fue ganando terreno hasta dejarlo postrado un una cama sin decir nada, ausente y con la mirada perdida. En este estado, frágil y enajenado, al cuidado de su hermana (su madre había muerto tres años antes) le encontró la neumonía que lo mató el 25 de agosto de 1900, al mediodía (sin duda, como a él le hubiera gustado)

domingo, 27 de enero de 2008

Vida y biografía



"Voy a contar ahora la historia del Zaratustra. La concepción fundamental de la obra, el pensamiento del eterno retorno, esa fórmula suprema de afirmación a que puede llegarse en absoluto, - es de agosto del año 1881: se encuentra anotado en una hoja a cuyo final está escrito: «A 6.000 pies más alla del hombre y del tiempo» Aquel día caminaba yo junto al lago de Silvaplana a través de los bosques; junto a una imponente roca que se eleva en forma de pirámide no lejos de Surlei, me detuve. Entonces me vino ese pensamiento." Friedrich Nietzsche, Ecce Homo (1887).

Así relataba Nietzsche en su fantástica autobiografía (es fantástica porque en buena medida se trata de pura fantasía) el momento de inspiración en el que vino a su mente la idea del eterno retorno. Al solitario filósofo le asaltaba la inspiración con frecuencia, y esto solía ocurrir en sus paseos por la montaña, a los que era gran aficionado. Esos instantes extáticos le hacían brotar las lágrimas y no podía contener una risa feliz y contagiosa (si hubiera alguien por ahí), así como una auténtica catarata de pensamientos que no hacían otra cosa que incrementar su estado de arrobamiento. Por eso acostumbraba a llevar consigo un cuadernillo en el que anotaba sus ocurrencias, a menudo de forma fragmentaria y confusa, para luego, en la tranquilidad de su habitación, darles una forma más refinada. Algunos han querido ver en estos arrebatos los tempranos síntomas de un sistema nervioso enfermo que acabaría conduciéndole al manicomio, pero en cualquier caso estaban ahí y él los vivía como fundamentales para su pensamiento, como si él sólo fuera un médium de fuerzas superiores. Al menos esta era la imagen que nos transmitió, porque si rascamos un poco en la superficie, nos damos cuenta de que no es oro todo lo que reluce.

En la filosofía de Nietzsche se encuentra la idea de la vida como experimento, como una tarea que nos obliga a explorar nuevas formas de valoración y nuevas perspectivas respecto al mundo. Y puesto que sólo tenemos nuestro cuerpo, sólo nos queda experimentar con él y con sus avatares biográficos. Por eso el relato de lo que nos acontece es fundamental. Con esto llegamos a la cuestión acerca de la distinción entre el suceso acontecido y el suceso relatado. Porque no es lo mismo lo que nos pasa que lo que luego contamos sobre lo que nos pasa. Tendemos a adornarlo, exagerarlo y modelarlo según conveniencia. Y a Nietzsche le convenía mostrarse como un gran ensayador, y no sólo en el plano de las ideas. Ciertamente, su vida tuvo notas características que la hacen única, pero en muchos otros aspectos era tan anodino como cualquier contemporáneo e incluso como cualquiera de nosotros. A pesar de ello, se esforzó en enseñarse como un auténtico pionero y alguien digno de una admiración desmedida (alguien con suficiente dinamita como partir la historia en dos, llegó a decir de sí mismo). Puede que se trate de la megalomanía propia de alguien al borde de la locura (cuando escribió su más extensa autobiografía, Ecce Homo, en el otoño de 1887, sólo le quedaban un par de meses para el derrumbe definitivo), pero el objetivo con el que escribió esta obra, la de darse a conocer ante un público que empezaba a interesarse en su obra, nos lleva a pensar en otra dirección. Y es que no debe considerarse la biografía como un hecho anecdótico y como una mera carta de presentación para hacer al personaje más entrañable (que algo sea entrañable quiere decir que lo podemos incorporar a nuestras entrañas, hacerlo nuestro, y esto en sí ya es muy nietzscheano), sino que debe leerse como una obra en paralelo a sus otras obras, como un trabajo filosófico más. En parte eso es lo que Nietzsche nos quiere decir en Ecce Homo, que el tomar las riendas y el autodominio que la voluntad de poder exigen de nosotros se dirija incluso a nuestas formas de vida y al relato biográfico. Porque en última instancia, y en vista del deficiente trabajo de la memoria, y del hecho señalado por él mismo en el Zaratustra, según el cual en el presente confluyen el pasado y el futuro, es desde el ahora que se construye todo lo anterior y todo lo posterior, y aunque haya hechos irrefutables ahí atrás, nada me impide revivirlos ahora de otro modo, y reconstruir así a cada momento mi biografía.

Es imposible que Nietzsche no conociera el pensamiento del eterno retorno antes de su llegada al Zarathustrastein (la roca de Zaratustra, en la foto). Desde bien joven conocía a muchos antiguos que trataron sobre el tema (Heráclito, los estoicos), y se contaban entre sus pensadores favoritos. En algunos de sus trabajos de juventud la idea asoma tímidamente la cabeza. Pero tal vez por aquellos días la idea adquirió una profundidad y un sentido que hasta entonces no había ni siquiera sospechado. Y esto tal vez le puso en un estado de ánimo que facilitó el acceso a uno de sus arrebatos de felicidad e inspiración (que, por cierto, podían estar ligados a la belleza estética de los caminos que frecuentaba por los Alpes). Y el arrebato le reforzó la idea. O tal vez no, y tan sólo se trate de una imagen poética para reforzar por la vía estética la idea principal. En cualquier caso, y aunque no fuera vivido así originariamente, nadie puede dudar de que Nietzsche sintió esa inspiración a posteriori, y que en la reconstrucción de su memoria así fue y así nos lo transmitió. Al fin y al cabo, todos hacemos lo mismo cuando contamos a los demás nuestras cosas.

sábado, 26 de enero de 2008

Desgastes


La mayoría de días de nuestras vidas son intercambiables. Hay algunos que destacan, pero son los menos, y al hacerse uno mayor éstos cada vez son más infrecuentes. La vida va perdiendo brillo debido al desgaste de las tareas monótonas, e incluso la excepción y la sorpresa pueden convertirse en rutina.

viernes, 25 de enero de 2008

Screamin' Jay Hawkins. Constipation blues.

Tal vez tengamos una predisposición fisiológica hacia los sentimientos. No quiero decir que éstos tengan un correlato fisiológico (las lágrimas con la tristeza, la risa con la alegría...), sino que determinados hechos de nuestro cuerpo nos predispongan a sentir ciertas cosas. Así, un catarro nos puede hacer más fácil saltar las lágrimas ante una contrariedad, o el sueño nos puede poner de mal humor y agriarnos el carácter (en niños esto se ve muy claro). Y hay dolores corporales que son más profundos y nos conmueven más que cualquier sentimiento triste. Es el caso que nos relata esta canción, que habla sobre el verdadero dolor, el que duele de verdad. Pero antes de ir con la música, una aclaración necesaria, la constipación no tiene nada que ver con los resfriados (la mayoría de gentes usa constipado como sinónimo de catarro o resfriado), sino que es una incómoda dificultad para evacuar los intestinos. Vamos, que estar constipado es estar estreñido. Aclaradas las cosas, música maestro:

jueves, 24 de enero de 2008

En el profundo pozo


Credence clearwater revival. I put a spell on you.

Algunos dicen que los golpes te ayudan a crecer, a ser más fuerte. Sí, estoy de acuerdo. ¿Pero de donde se saca la fuerza cuando estás derrotado?¿cuando se está tan en el fondo de todos los abismos que ni siquiera se ve la luz ahí arriba? Sin embargo, mejor o peor, tarde o temprano se acaba saliendo, con aturdimiento y lentitud. Parece como si en el almacenamiento de los datos en la memoria perdieran algo, como si tuvieran que adaptarse a los moldes. Y al final lo vivido queda atrás, y el recuerdo no lo convalida. Siempre nos quedará este consuelo (que, bien pensado y en buena medida, es algo aterrador).

miércoles, 23 de enero de 2008

Rasgado


Me dijiste, entre sollozos, que conmigo habías aprendido lo que era odiar a alguien. Yo supongo que te odié desde el principio. Tanto, que te llegué a querer. Ahora ya sólo estás en mi memoria, y aunque sé que no podrás echar la vista atrás sin cierto resquemor (tal vez con el tiempo puedas rememorar el tiempo que hemos compartido y quién sabe, incluso con cierta añoranza), yo, en cambio, siempre guardaré un buen sentimiento para ti. Y espero que, si nos cruzamos por la calle, puedas devolverme el saludo. Más por ti, que por mi.

lunes, 21 de enero de 2008

Ni madres ni hijas


Habitualmente, se dice eso de que alguien es "el novio que toda madre querría para su hija" como un elogio. Pero no saben (o sí, y lo dicen a sabiendas) que eso es más bien negativo, porque te veta a las madres y a las hijas.

domingo, 20 de enero de 2008

Revetla de Sant Sebastià: la crónica

Ya sé que a nadie le interesan mis andanzas, pero hoy me apetece contarlo. Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien en las fiestas patronales. El programa había suscitado algunas críticas, pero al final, la gente siempre acaba disfrutando. La combinación de música (sea la que sea), alcohol y otras sutancias suele resultar efectiva, y a la postre lo que importa es la fiesta.
La noche empezó tranquila pero con ganas de jolgorio, cenita rápida y corriendo a la plaza de Cort (la del ayuntamiento, por si no sabéis cuál es) donde a las 22h nos esperaba el aperitivo: mis queridos Wonderbrass. Los que hayan seguido un poco el blog ya los conocerán, y aunque los he visto muchísimas veces (y las que me quedan) tenía la curiosidad de ver cómo funcionaban en un plaza abarrotada de gente que en su gran mayoría no los conocía y que no había ido expresamente a verlos. Pensaba que tal vez la cosa no iría bien (en baretos funcionan muy bien, pero el ambiente es distinto), pero me equivoqué. Hicieron reir y bailar al personal, y consiguieron que toda la plaza se agachara y saltara al final del concierto al ritmo de When the saints go marchin' in. Además, el sonido fue impecable. Sólo estuvieron una hora, pero fue la mejor forma de arrancar la noche.

Adyacente a Cort está la plaza de Sta Eulàlia, donde estuvimos escuchando un poco de blues para hacer tiempo. Quien me siga también sabrá que el blues me gusta mucho, pero no para un día de fiesta. El ambiente en estas plazas estaba bien, familiar y recogido (no son las plazas más grandes de la ciudad). De Sta. Eulàlia a Sant Francesc (también a unas decenas de metros) de pasada. Allí estaba el flamenqueo y el ambiente más "peculiar", en el que se mezclaba cierta marginalidad junto a las familias y curiosos que pasaban por allí.
Hubo que caminar un poco más para llegar a la plaza de España, el lugar donde se suponía que se realizaban los conciertos más multitudinarios. Allí estaba uno de los platos fuertes de la noche para servidor: Muchachito Bombo Infierno, pero aún no estaban tocando. Llegamos junto cuando empezaban a tocar el refrito de los Electric Light Orchestra. Como no son muy de mi gusto, nos fuimos a Juan Carlos I, a ver a mis colegas, que se encontraban allí esperando a Echo and the Bunnymen. Pude ver un rato de su actuación, y me gustó. Pero es lo mismo que con el blues, ayer el cuerpo me pedía juerga, y no son lo más adecuado para esos menesteres. La plaza estaba llena de gentes rollo alternativo: gafapastas, intelectualoides, culturetas, poppies y quinceañeros con los pantalones caídos muy atiborrados de sustancias a esas horas (ya eran casi la 1).


Llegaba la hora de volver a la plaza de España, a meterse en el barullo, ver a Muchachito. Los conozco desde que empezaron a sonar y me gustan, me acompañan a veces en el coche y me animan bastante. Y el cuerpo me pedía eso, animación. Así que allá nos fuimos. Todavía pudimos ver el final de la ELO, y lo más sorprendente fue a la gente cantando algunas de las canciones (no esperaba que se les conociera tanto, aunque tienen algunas canciones conocidas). Tras una pausa para cambiar los intrumentos y preparar el escenario, salió Muchachito y los suyos. 9 personas en total, 8 músicos y Santos de Veracruz, pintor, que por momentos era el centro de atención. Mientras el grupo tocaba, él pintó un cuadro de un modo impresionante. Y la banda estaba como poseída, estado que se contagió al público. Menuda manera endiablada y frenética de tocar, casi sin pausas. Tremendo. La gente, fácilmente un par largo de miles, muy motivada por el alcohol, enloquecía por momentos. Bailes, saltos, gritos, empujones... hubo de todo. Toda una experiencia.



Sobre las 3 y media terminó la cosa, y el balance, más que positivo. Buena compañía, buenos momentos y algunos encuentros interesantes. Me quedé con ganas de más, aunque estaba hecho polvo (en total fueron más de seis horas de pie y caminando). A ver el año que viene que tal.

Dos frases para resumir la noche: "Hay que diversificar las deudas" (consejo económico para épocas de crisis de los Wonderbrass) y "Ojalá no t'hubiera conosío nunca".

sábado, 19 de enero de 2008

Revetla de Sant Sebastià


Esta noche es fiesta en Palma. Mañana es el patrón, San Sebastián, y toda la ciudad se prepara para salir de fiesta. La tradición impone "foguerons i torrades" (hogueras y torradas), en las principales calles y plazar. Allí la gente se reúne i comparte los alimentos típicos de la época: sobrassada, botifarró, xuia (panceta), pan y vino en un ambiente festivo. Como no, todo esto se acompaña con música. Las tonadas y bailes populares que se entonaban por los mismos participantes de forma improvisada hace ya tiempo que se abandonaron, pero el ayuntamiento mantuvo el carácter festivo y musical contratando a distintos grupos que actíuan en las principales plazas del centro de la ciudad. Esto es una costumbre reciente, inaugurada en la transición, pero que ha arraigado con fuerza entre la ciudadanía, hasta tal punto que el programa de conciertos normalmente es uno de los temas de conversación del principio de año palmesano (siempre por motivos polémicos, por supuesto). Poco a poco la fiesta ha ido tomando la forma actual, y cada plaza se dedica a distintos tipos de música, desde la tradicional hasta el rock alternativo, pasando por el jazz-blues, el pop, el flamenco, la electrónica, el rock en catalán o los grandes éxitos del pasado.

Las "revetla" (velada) de Sant Sebastià está más que consolidada, pero ha ido perdiendo fuelle de diez-quince años acá. Lejos ha quedado la época gloriosa en la que se nos traía a los grupos más señeros del momento (aquí han llegado a actuar Mecano, Héroes del Silencio, Sabina, Loquillo...). Ahora, en parte debido a que hay más plazas y más grupos que contratar, la cosa ha venido a menos, pero siempre hay algo más o menos interesante o que puede estar bien. Lo que ocurre es que nunca llueve a gusto de todos, y siempre hay motivo para la trifulca política, además de esa costumbre tan mallorquina de nunca estar a gusto con nada. En cualquier caso, y a pesar de todas las discusiones y polémicas, la gente sale a tomar la calle, y el centro está abarrotado (de forma a veces exagerada, recuerdo hace unos años que tarde como tres cuartos de hora para desplazarme una distancia de 50 metros).

La fiesta ha perdido el carácter familiar y popular que tenía hace años para ser un evento más de masas que desborda expectativas y programaciones. Ya nada es lo que era, como en tantas otras cosas de la vida. Pero la fiesta es la fiesta. Y allí estaremos para contarlo.

viernes, 18 de enero de 2008

Morituri


Cuando se ha tratado con enfermos terminales, llama la atención el hecho de que muy a menudo saben cuándo morirán. De alguna manera, incluso, llegan a preparar su final, y se despiden de sus allegados y dejan sus asuntos listos. Ya sabemos que en el caso de una enfermedad en fase terminal no es muy difícil saber el desenlace. Lo curioso es que lo saben con una clarividencia bastante llamativa, incluso sin que los profesionales que los tratamos estemos en condiciones de decir si el final está más o menos cercano (porque hay señales que nos ponen en alerta sobre la muerte cercana, más allá de la natural evolución de la enfermedad). Te pueden llegar a decir el momento aproximado de su muerte con cierta precisión. Incluso lo he visto con niños pequeños, a quienes la idea de la muerte les queda un poco alejada. Y lo más sorprendente es la tranquilidad con la que te lo cuentan. "Me quedan unas horas", "de hoy no paso", "me muero ya"... son algunas frases que he oído, pero sin ningún dramatismo, con una serenidad pasmosa, como quien anuncia que está lloviendo.

jueves, 17 de enero de 2008

Desescombro


Como todo terremoto, duraste poco tiempo... y dejaste escombros, demasiados cascotes con los que ahora no sé cómo manejarme. Ignoro si bajo ellos hay algún cadáver, espero saberlo antes de que llegue el cólera.

miércoles, 16 de enero de 2008

Supergrupos

En la historia de la música popular contemporánea, hay algunos grupos que han dado en llamarse superbandas. Se trata de agrupaciones de intérpretes conocidos y con carrera consolidada que colaboran para grabar algún disco conjunto. A veces se trata de simples colaboraciones amistosas que no van más allá, pero otras se trata de auténticos grupos con discografía propia, giras y todas esas cosas que acostumbran a hacer los grupos. En general, los supergrupos no pasan de ser meras anécdotas o proyectos paralelos de sus integrantes y acaban mal debido a la lucha de egos (ya se sabe, demasiados gallos en el gallinero...). Pero algunos casos sí que han funcionado con cierto éxito. Si nos remitimos a los años 60, cuando empezó este fenómeno, tenemos a Crosby, Stills, Nash & Young, que unía a miembros de The Byrds, Buffalo Springfield, The Hollies y a Neil Young. Otros ejemplo sesenteros son The dirty Mac (con John Lennon, Eric Clapton y Keith Richards, entre otros), Blind Faith (Clapton de nuevo con Steve Winwood y Ginger Baker) y la impresionante constelación de la Super super blues band (con estrellas del blues como Bo Diddley, Muddy Waters, Little Walter y Howlin' Wolf). Los años 70 también dieronb alguna superbanda, como Emerson, Lake & Palmer o Bad Company (con gente que venía de Free, Mott the Hopple y King Crimson). En las décadas siguientes la cosa fue viniendo a menos, o al menos los supergrupos no fueron tan conocidos ni alcanzaron la fama que sus predecesores de los 60 y 70. En España tampoco hay mucho que reseñar, tal vez sólo a Extrechinato y tú (con gente de Extremoduro y Platero y tú y el poeta Manolo Chinato) y Bushido (Enrique Bunbury, Shuarma de Elefantes, Morti de Fantastico Hombre Bala, y Carlos Ann).

Sin embargo, el caso más impresionante de superbanda lo hemos de ir a buscar a mis denostados años 80, en la segunda mitad. Se trata de Travelling Wilburys, banda formada por auténticos pesos pesados (unos más que otros, claro está) como George Harrison (¿hace falta que diga que fue uno de los Beatles?), Roy Orbison, Bob Dylan, Jeff Lynne (de la Electric Light Orchestra) y Tom Petty (de Tom Petty and the Heartbreakers). Aunque sólo editaron dos álbumes entre 1988 y 1990 (más alguna reedición y ampliación más reciente), los nombres que lo integran los hacen más que interesantes, dignos de dedicarles una buena escucha. Y para empezar, su mayor éxito, Handle with care, para que ustedes lo disfruten.

sábado, 12 de enero de 2008

De himnos y otras hierbas


A la hora de escribir entradas, a menudo tengo dudas. Muchas veces quisier escibir comentando cosas sobre la actualidad, pero en seguida me retracto, porque prefiero hablar sobre otras cosas. Al fin y al cabo, mi opinión sobre los aconteceres cotidianos (la gran gran mayoría se habrán olvidado en unos pocos días) no le importa a nadie, ni siquiera a mí mismo (es más, en muchos temas, importantes según algunos, me abstengo de formarme opinión alguna). Pero como mi intención original para este blog era esta, hoy voy a dejarme llevar por la corriente de los que opinan. Y el tema estrella de estos días es la letra que le han inventado al himno. Curiosamente, medios enfrentados han coincidido en calificarlo de cursi y en augurarle poco futuro. Y es que no se puede instaurar una cosa así de un día para otro. Y menos que la gente lo adopte con fervor. Seguro que habrá quien se lo aprenda, y lo cantarán. Pero yo tampoco le veo mucho futuro a esto. Y si lo tiene, no me gustaría. Porque una de las cosas que tenía el himno era el de no tener letra, lo cual lo convertía en un raro ejemplar (desconozco si hay alguno más sin letra, pero debe de haber muy pocos). Y si hay que ponerle leytra, que sea algo más emotivo y belicoso, que no se pierda en autocomplacencias hablando de democracia y no-sé-qué (esto lo invalida totalmente para cuando, tarde o temprano, la democracia acabe, porque, y creo que pocos se lo han planteado: ¿cuánto van a durar las democracias?, yo no les auguro mucho más de un siglo a contar desde ahora). Los himnos han de enaltecer y preparar los ánimos para la batalla, no son tanto para convencernos de lo buenos que somos, sino para mostrarlo a los demás, para imponerles nuestra bondad si hace falta. Se han de poder cantar en el estadio y en el campo de batalla, y, en la medida de lo posible, han de acojonar. No entiendo un himno de otra manera. A lo mejor es por eso que España no se ha comido un colín en siglos, por que no austa a nadie, porque no es capaz de decirle nada a nadie (ni siquiera a sí misma) a través de su himno. Pocas cosas como el himno han reflejado lo que es España, algo bonito y tal, pero en cierto modo huérfano, falto de lo esencial.

Y para no marear más al personal con mis tonterías, ahí va mi idea de lo que debe ser un himno personalmente, me emociona más que los míos propios):



Y dejo también el artículo de la Wikipedia sobre el himno, en el que hay varias letras (ninguna de las cuales me gusta, difícil que es uno...)

viernes, 11 de enero de 2008

Los años 80



Ahora que estamos en pleno retorno de lo ochentero, quiero decir que todo lo relacionado con los ochenta no me gusta. Es algo que no puedo explicar. Creo que todo el siglo XX me parece interesante, y cada década tiene lo suyo, a excepción de lo que va entre 1980 y 1989. Hasta los números son feos (claro, que acostumbrado a repetir dos nueves en los 90 y dos ceros en la presente década, los demás números pierden cierta armonía). Hay poca cosa que se pueda salvar. Ni la moda, ni la música, ni siquiera la historia me parecen dignos.

Lo peor es que es la época de mi infancia (de lo poco que viví de los 70 no recuerdo nada), y me trae recuerdos agradables, pero siempre teñidos por un matiz de repelús. Porque sí, los 80 me dn repelús.

Si hay algo que me disgusta de de esos años es la música. He crecido con ella, e incluso podría llegar a salvar alguna cosa. Pero en general, para mi gusto, no hay por dónde agarrarla (es, por supuesto, una apreciación subjetiva, pero es la que es). No sé qué tienen, pero no me gustan esas canciones. Y la verdad es que es algo que no logro explicarme, porque a mi me gusta mucho la música, y en principio estoy abierto a todo (menos al jazz, al chill-out y lo brasileño, de eso me gustaría hablar otro día), pero debeo tener los oídos blindados a lo ochentero. En cierto modo siempre me he sentido incómodo por esto, y he intentado buscarle alguna razón, y creo que he de concluir que se trata de la producción. Habría que investigar quién hay detrás del sonido ochentero, porque tal vez sea el culpable. Los arreglos, las instrumentaciones, los instrumentos mismos (esos sintetizadores primitivos eran de pena de muerte, pero claro, sin esos no tendríamos los de ahora), las temáticas, el hecho de venir detrás del punk..., yo qué sé. Son sólo intentos de racionalizar algo bastante irracional. La cosa es grave, porque incluso de algunos gurpos e intérpretes que me gustan, sus discos de los 80 me parecen lo peor que han hecho, para luego resurgir a partir de 1990.

Cualquiera podrá decir que es una exageración, que de qué voy y tal, pero es cierto, y si no, sólo hace falta revisar mi extensa colección de música (tengo varios cientos de CDs, un montón de cassetes y algunas decenas de Gigas en el disco duro) y darse cuenta de que de los 80 tengo muy poco (sólo los trabajos de las discografías completas que tengo), y que apenas lo escucho.

jueves, 10 de enero de 2008

Producción desvitalizada


A menudo se tiende a estudiar la obra de los individuos que han producido algo para la posteridad (arte, ciencia, filosofía...) como si hubiera caído de regiones etéreas porque sí. Las ideas no están ahí a la espera de que alguien , más sensible tal vez que los demás, las recojan. No hay un cielo eterno del Ser al que unos pocos tengan acceso y puedan contemplar la Verdad y poder acercárnosla de formas varias a los demás, pobres mortales. No. Lo que hacemos y pensamos ha surgido de algún sitio, y tiene sus raíces en nuestras vidas, en sucesos a veces azarosos que nos marcan en mayor o menor grado. Nuestras preocupaciones, sentimientos, tendencias, creencias, vivencias... se traducen en las producciones que realizamos a lo largo del desarrollo de todos esos avatares. Vamos, que un pintor de una tribu africana difícilmente va a pintar un Cristo yacente, por poner un ejemplo. No a menos que se haya convertido al cristianismo o que éste le parezca interesante y le ocupe algún tiempo. El simple hecho de tener un idioma materno u otro nos determina en gran modo.

No sé si se me entiende. No se trata de hacer psicoanálisis, porque muchas veces no se trata de complejos mecanismos ocultos en subconscientes y en hechos olvidados, sino que muy a menudo está todo demasiado a la vista. Tanto, que se nos pasa por alto, atareados como estamos en buscar debajo de las alfombras algo de suciedad escondida. Es más, hay algunos casos en los que dice mucho más la biografía de alguien que su doctrina, y otros en los que hay una abierta contradicción entre ambas (que no siempre es tal, sino que esto emana de la voluntad del propio autor, dándole una cierta coherencia al asunto).

De esto da muestra la tendencia a hacer biografías de los grandes personajes. Porque si no hay ninguna relación entre vida y obra, ¿a qué viene este interés por desentrañar los más mínimos detalles de la existencia de alguien? Pero es que así descubrimos, con sorpresa, que la obra X se ideó en un momento de profunda crisis, o tras alguna vivencia intensa, que muchas veces es reflejada en ella. Y aún así, en numerosas ocasiones es fruto de un intenso trabajo en una dirección que vino marcada desde muy atrás, en alguna bruma del pasado, pero en ningún caso etérea o celestial.

No hay inspiración, ni raptos celestiales, ni nada que se le parezca. Sólo trabajo, decisiones... y chispazos (biográficos).

miércoles, 9 de enero de 2008

Richard Wagner. Tannhäuser, Overtura.

Sin ser wageriano, he de reconocer que esto me pone los pelos de punta:



Mucho más impresionante en versión cantada a coro, más adelante en la ópera (pongan el volumen bien alto, por favor):




No vean ustedes cómo se conduce con esta música a todo trapo.

martes, 8 de enero de 2008

Terrores nocturnos


Trabajar por la noche puede llegar a ser muy incómodo. No por el sueño, que a altas horas de la madrugada puede ser difícil de combatir, sino porque por la noche todo se vuelve muy extraño, incluso nosotros. No es por casualidad que desde los tiempos más remotos se le ha tenido un miedo cerval a las horas nocturnas. Y es que de noche, los sentidos, tanto los externos como los internos se alteran. Algunas veces es para bien, y otras para mal. El hecho de que se la mayor parte de las celebraciones festivas tengan lugar de noche puede estar relacionado con ello, con la voluntad de aprovechar estas fluctuaciones. También algo así pasa con lo que se ha dado en llamar "salir de marcha". Se sale por la noche porque se cambia, porque no se es la misma persona que con la luz del sol se afana en cumplir sus responsabilidades. Y no sólo por la ligereza psicológica de saberse despojado de esos deberes y de estar con la gente con la que se supone que se está a gusto, sino por estos mismos cambios orgánicos que se producen.

Lo que ocurre es que no siempre se pasa bien, más allá de las circunstancias (una mala noche no siempre depende de nosotros). En mi caso, lo que me sucede algunas veces es que se apoderan de mi pensamientos y sentimientos sombríos (aparecen de la nada, sin que yo los busque), que hacen que se me agríe el carácter y me entre una agustia que ni marchándome a la cama (eso cuando puedo, porque si estoy en el curro no puedo irme) se me quita, y me impide conciliar el sueño e impregna todo el día (a veces días) siguiente.

Lo bueno que tiene es que se acaba pasando, y se compensa con otras noches en las que uno se lo pasa muy bien.

lunes, 7 de enero de 2008

Placer


Y algunos dolores, también los físicos, pueden llegar ser agradables. Incluso ser bienvenidos.

domingo, 6 de enero de 2008

Dolor


Algunos sentimientos pueden llegar a ser tan intensos que llegan a doler físicamente. Incluso los felices.

sábado, 5 de enero de 2008

Los psicólogos y yo


No me gusta la psicología, ni los psicólogos. Me parecen una variante moderna de los antiguos sacerdotes, seres entrometidos que pretenden que actuemos como ellos quieren que actuemos. Ya lo dicen algunos, que los psicólogos actuales hacen el trabajo que antes hacían los confesores. Pero claro, en una época como la nuestra, materialista y descreída, han de pasar por científicos. Y en eso están. Que no se le ocurra a nadie cuestionar el estatus de ciencia de la psicología, que le puede dar un síncope al psicólogo de turno (yo a veces lo hago por pura diversión). Han logrado engatusar a casi todo el mundo, y ahí los tenemos vendiendo sus tests de personalidad a empresas para seleccionar a sus empleados. He tenido que sufrir algunos de estos tests, y a veces he jugado con ellos (claro está, no me seleccionaron). He tenido asignaturas de psicología, y algunas han sido interesantes, pero las he estudiado sin creérmelas demasiado.

Siempre he tenido reparos con esta disciplina, pero la cosa se agudizó cuando en uno de estos magníficos tests en el colegio me hicieron ver que yo no tenía buenos hábitos de estudio, y que tenía que cambiarlos si quería llegar a algún lado. Cómo no, la psicóloga me empezó a aconsejar cómo era correcto estudiar y cómo no tenía que hacerlo. Sin consultar mi expediente, sin saber nada de cómo llevaba los estudios. Como es natural, no cambie ni un ápice, y sigo trabajando (por suerte, ya no estudio) tan mal como antes.

Mención aparte, y esto sería tema para análisis más sesudos, merece el hecho de que la psicología sea una profesión acaparada por mujeres. Tal vez sea algo muy significativo, más de lo que a simple vista parece.

En otro nivel está la penetración de la psicología en el populacho. Aquí todo el mundo tiene sus teorías y hay pseudocorrientes que pretenden hacernos la vida mejor. En el fondo no son más que formasd de encasillar y meternos en sacos, para así manejarse mejor con nosotros. En cierta ocasión, una compañera de clase, por afirmar que la vida no tiene ningún sentido (cosa en la que de cada vez creo con más firmeza), me dijo que me lo tenía que hacer mirar, que eso era un síntoma de depresión. No negaré que tenga algunos rasgos depresivos, que muchas veces tiendo a la melancolía y tal y tal, pero quien me conoce sabe que estoy lejos de la depresión (la ironía, el sarcasmo y la mala leche que a veces destilo me alejan de ella, a pesar de tener motivos sobrados para caer).

En fin, que los psicólogos se metan la psicología donde les quepa (y los no psicólogos también), y que no vengan a marearnos la perdiz, que ya acudiremos a ellos cuando lo consideremos necesario. Mientras tanto, que se introspecten un poco a ellos mismos y qué vean a ver qué complejos esconde su elección profesional.

jueves, 3 de enero de 2008

El Marqués de Sade en Kiliedro


Se nos presenta el final del siglo XVIII como un período de cambio trascendental en la historia y la cultura europea y mundial. En efecto, las ideas ilustradas, que venían germinando desde décadas atrás, eclosionaron en los sucesos revolucionarios de los Estados Unidos y Francia, que luego se iban a extender, ya en los inicios de la decimonovena centuria, al resto del continente. Pero no fue así para todos, puesto que hubo vidas que siguieron ancladas en las mismas circunstancias antes y después de la Revolución, ajenas a esos supuestos cambios y nuevas épocas que tanto se han pregonado desde entonces. Uno de estos personajes fue el francés Donatien Alphonse François de Sade (1740-1814), el Marqués de Sade[1], que siguió a lo largo de su vida un periplo a través de distintas prisiones y centros de reclusión que no se alteró por ninguno de los profundos cambios que vivió.

Más en Kiliedro.

miércoles, 2 de enero de 2008

Prescripción enfermera


Estuporoso me he quedado al leer la noticia de que el gobierno de momento no ha cumplido la promesa de regular la prescripción enfermera. Y el estupor no es motivado por la promesa incumplida (una más, no importa), sino por la urgencia que parece que tienen algunos colectivos con estas cosas. Y lo peor es que, como en tantas cosas, yo ni me he enterado de estas cosas. Como siempre, los que se supone que velan por nosotros están a otra cosa. Porque en ningún momento he oído que esto fuera motivo de preocupación entre las enfermeras de base. Nunca. Supongo que es cosa de despachos, de colegios de enfermería y de la escuela de enfermería. Siempe tan solícitos y preocupados por el trabajo de las enfermeras.

Esto no hace otra cosa que confirmar mis ideas acerca de la tendencia medicalizante de gran parte de la enfermería. Por una vez voy a tener que estar de acuerdo con los médicos: para poder prescribir hay que saber diagnosticar (y ni siquiera eso, porque en sentido estricto, cabría plantear si no es el farmacéutico el que debe prescribir la medicación). Es sólo mi opinión, pero no me da la gana prescribir nada. Es más, siempre he sido muy borde con esto de las medicaciones, y siempre me he negado a poner algo que no estuviera firmado por el médico (las órdenes orales abundan, pero yo insisto, que me lo escriban). El caso de la analgesia es especial, porque lo habitual es que quede pautado por si hace falta, y luego somos nosotros los que lo ponemos cuando consideramos que hace falta (igual que la sedación). Pero pautado queda. Y también está el tema del cuidado de la piel, en el que sí que tenemos algo que decir, ya que la prevención y curación de las úlceras por presión es algo bastante exclusivo nuestro y en lo que los médicos poco tienen que decir (de hecho, no tienen demasiada idea sobre esto y no les interesa mucho). Claro que algunos de los productos que se usan están dentro del grupo de los medicamentos y por lo tanto están sujetos a la prescripción. Pero de ahí a pedir que podamos prescribir hay un buen salto.

En fin, resumiendo y para que quede claro: zapatero a tus zapatos.

martes, 1 de enero de 2008

Viena 1900

La Viena de hace cien años era una ciudad de una actividad intelectual febril. En el final del XIX y el principio del XX se daban cita escritores, pintores, músicos, pensadores y toda clase de gentes interesadas en el mundo artístico e intelectual. Y no eran unos cualquieras, sino que la capital del Imperio Austrohúngaro era el centro de la producción de Europa. Se puede decir con total tranquilidad que en aquella ciudad y en aquellos años, se estaba fraguando toda la cultura del siglo que empezaba. Schiele, Klimt, Kokoschka, Adolf Loos, Robert Musil, Stefan Zweig, Karl Kraus, Hugo von Hofmannstahl, Arthur Schnitzler, Alban Berg, Schönberg, Gustav Mahler, Strauss, Brentano, Carnap, Wittgenstein, Sigmund Freud, Carl Gustav Jung... Todos estos nombres, algunos muy conocidos, otros no tanto, se movían en distintos ámbitos, y en cada uno de ellos destacaron y fueron pioneros y hoy en día se les sigue estudiando. Se estaban abriendo nuevos caminos que se revelarían importantísimos para los años y décadas siguientes, y sin los que hoy en día no comprenderíamos ni al mundo ni al ser humano.

Lo más llamativo de todo es que aquella tremenda potencia que era Austria por aquel entonces, el imperio que había protegido a Europa de la amenaza otomana, una de las naciones más poderosas e influyentes, se desplomó de un modo casi repentino y precisamente cuando estaba en ese apogeo. La guerra de 1914-18 fue trágica para Austria, y en buena parte significó la dispersión de todas aquellas gentes que habían hecho de la capital vienesa su centro. Pero no hay mal que por bien no venga, y esa dispersión fue como una esporulación, permitiendo que la semilla que aquellos hombres llevaban en sí, germinara en otras partes de Europa y del mundo, permitiendo la expansión rápida de todas esas ideas y corrientes.

Y para ilustrar la cosa (no sé muy bien si llamarlo entrada) de hoy, música típicamente vienesa muy adecuada para esta jornada: