sábado, 27 de octubre de 2007

Porqué


Muchas veces me pregunta la gente sobre mi afición filosófica. Y no sé muy bien qué contestar. Porque a decir verdad, no pienso ganarme la vida con la filosofía. Es más, pretender ganarse la vida con la filosofía ya me parece estar cometiendo una traición. Simplemente, me parece que el impulso filosófico originario va en otra dirección, no es tanto un empleo, una profesión o una carrera como una actitud, un modo de vida. Dicho de forma sencilla, no se es filósofo del mismo modo que se es panadero (y que no se entienda en ello un desprecio). Es algo que se lleva, como el carácter. Se es filósofo mucho antes de tener conocimientos filosóficos.

Hubo un tiempo en el que sí que me hubiera gustado poder "vivir de la filosofía". Pero me he dado cuenta de que no, de que lo que a mi me mueve es otra cosa, es un prurito, un escozor interno que me lleva a cuestionar, a examinar y preguntar. Y esas preguntas me llevan a buscar respuestas, que al mismo tiempo engendran nuevas preguntas. La pregunta, y, por tanto la incertidumbre del no saber muy bien a qué atenerme es lo que me ha llevado a buscar en la filosofía (en la actitud filosófica) respuestas y asideros (efímeros todos). Si me interesa lo académico (frecuento conferencias, algunos profesores universitarios, sin olvidar que me hallo metido en la locura de estar haciendo el doctorado en filosofía) es por lo que me puede aportar de nuevas sugerencias, autores, ideas, pensamientos... que me ayuden a seguir flotando en esta miseria. Porque sinceramente, así como soy, no sé qué haría sin mis lecturas y mi filosofía. La profesión no me llena (eso que dicen por ahí sobre "sentirse realizado", ¿de verdad hay alguien que se sienta así?). De hecho, no me llena nada. La filosofía tampoco, pero al menos me ha permitido conocer esta peculiar (o no) circunstancia mía. Y eso ya es mucho, sobretodo teniendo en cuenta que todo lo demás tiende a hacerme mirar para otro lado.

2 comentarios:

Dátil dijo...

Aquí es dónde digo yo, que me encantas.

Aquí en éste post, eres tu. Tan tu.

Así que, ésta es mi respuesta a tu cuestionable forma de darme en las putas narices.

(ahí lo llevas).


Besos.
Olé!

El Pez Martillo dijo...

Lo que pasa es que no me gusta nada que me adulen de esta forma. No me siento cómodo con esas palabras tan elogiosas. No me malinterpretes, las agradezco, pero uno es tímido y se siente azorado ante estas muestras de admiración. Sólo es eso. Sé que he estado algo brusco, espero otro día poder hablar contigo más tranquilamente.