miércoles, 5 de septiembre de 2007

Espiral


Algunas veces los demás te arrastran, te llevan, y acabas cayendo en sus trampas, en sus redes. Es una espiral descendente hacia una oscuridad en la que esperan unas cuchillas que pueden destrozarte. Por eso a veces lo mejor es cortar lazos, romper vínculos, porque acabas creyéndote el personaje que te crean y juegas el papel. Y tiendes a hacerlo bien, de forma muy convincente. Pero claro, es fácil hacer creer a la gente lo que ellos están dispuestos a creer. No hay nada más fácil. Sólo hace falta observar y saber lo que se espera de uno. A partir de ese momento la cosa se puede invertir, pasando a ser uno el que manipula al otro, el que lo tiene en sus garras, el que puede descuartizarlo. Pero claro, siempre es en virtud de lo que esperamos que esperen de nosotros. Trampas mutuas, recíprocas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Persona", Ingmar Bergman.