jueves, 3 de mayo de 2007

Orfeo y las Ménades


Cuenta el mito que Orfeo, después de perder a su amada Eurídice, rechazó todo contacto con mujeres:

Orfeo había rehuído toda clase de amor femenino, bien porque le había ido mal, bien porque había dado su palabra; sin embargo de muchas se había adueñado el ardiente deseo de unirse al poeta: muchas se dolieron rechazadas. (Ovidio, Metamorfosis X 79-86).

El desprecio de Orfeo provocó en ellas la ira, y la cosa acabó como el rosario de la Aurora:

Mientras con tal canto el vate de Tracia sirve de guía a los bosques, a los ánimos de las fieras y a las rocas que lo siguen, he aquí que las mujeres de los Cícones, cubiertos sus delirantes pechos con pieles de fieras, contemplan desde la cumbre de una colina a Orfeo que acompasa su canto a las cuerdas tañidas. Una de entre ellas, agitando su cabello a través de las ligeras brisas, "Ea", dice, "ea, aquí está el que nos desprecia" y envió contra la cantarina boca del vate hijo de Apolo una lanza (...). Las rocas enrojecieron con la sangre del vate que ya no era oído. Y en primer lugar las Ménades se llevaron consigo las innumerables aves, absortas con la voz del que todavía cantaba, y las serpientes y el batallón de fieras, emblema del auditorio de Orfeo. Después con las manos ensangrentadas se vuelven contra Orfeo (...) y asesinan impías al que tendían las manos y en aquel momento por primera vez decía cosas que de nada servían y no las conmovía nada con su voz, y a través de aquella boca, por Júpiter, escuchada por las rocas y comprendida por los sentidos de las fieras, su alma exhalada se alejó a los vientos. A ti Te lloraron, Orfeo, las entristecidas aves, a ti la muchedumbre de fieras, a ti las duras rocas, los bosques que a menudo fueron en pos de tu canto. (...) Yacen diseminados tus miembros en distintos lugares. Tú, Hebro, acoges su cabeza y su lira y (¡oh, maravilla!) mientras se desliza en medio de la corriente, no sé qué quejidos lastimeros emite la lira, no sé qué lastimero murmura la lengua sin vida, no sé qué lastimero responden las orillas. (Ovidio, Metamorfosis XI 1ss).

Una cosa que ha llamado mi atención es la lucha Apolo-Dioniso que aquí se muestra (Orfeo es hijo de Apolo y de la musa Calíope, mientras que las Ménades son las sacerdotisas y seguidoras de Dioniso). Pero lo más llamativo de todo es que se nos muestra un relato sobre las actitudes de los hombres y las mujeres. Un poco exagerado, es verdad, pero de una finura increíble. Porque, no lo olvidemos, los mitos no nos cuentan mentiras, sino que son un medio por el que podemos explorar el comportamiento humano y nuestras fortalezas y debilidades.

Las Ménades, en su entusiasmo (literalmente, posesión divina) dionisíaco (bonito eufemismo para decir que debían estar borrachas), y dolidas por el desprecio de Orfeo, lo descuartizan, desoyendo el encanto de su lira y su voz (es que estar poseídas por un Dios da muchos poderes y fuerzas). Lo que no se nos cuenta, pero que intuimos, es que si Orfeo las hubiera pretendido y cortejado, hubieran sido ellas las que lo habrían despreciado. Él las hubiera cantado, las habría subido a los pedestales más altos, y ellas ni caso. Otra cosa es el tema del comportamiento en grupo de las mujeres. Y la moraleja es que hay que evitar quedarse a solas con un grupo de féminas, porque lo más seguro es que uno vaya a salir malparado. Tal vez por eso el hombre tuvo que inventar la cultura, como una defensa ante los poderes de lo femenino.

11 comentarios:

Jarttita. dijo...

jajajaa, me ha encantado la metáfora.

ea ea.......hombres!!.

Johannes A. von Horrach dijo...

Otro buen ejemplo de masas femeninas furiosas y criminales lo encontramos en 'Las bacantes', terrorífico relato como pocos en el que una madre y su hija matan, enfebrecidas en la mística ritual, al hijo de la primera y hermano de la segunda. ¡Mucho ojo con lo ctónico!, si yo ya les aviso desde hace tiempo y el personal no me hace caso, jajaj.

Anónimo dijo...

jajajaja esto si que es un reflejo en el espejo de la realidad! es verdad lo que dices de los mitos y es genial ver cómo hasta ahora se trasmiten en detalles que uno no creería, como olvidar alguna cosa (como tributo a uno de esos dioses nuestros).
y bueeeno, qué te digo de las mujeres! yo soy una y sí, admito que somos fatales en grupo... pero tb por sí solas... sutilmente.
el asunto acá que para mi resalta es el siguiente: para querer algo necesitas que te falte, una necesidad; y cuando lo tienes ahí no lo quieres... ese es el eterno dilema y tb causante de sufrimiento de la raza nuestra, ambivalencia total.

R. Basar dijo...

Ante un grupo de ménades, no hay como estar poseído por un daimon, mejor cuanto más mercurial y chaladote esté. Si no otra cosa, a hacer de Sahrazad... o del buhonero de Carmilla -hay que ser vampira para que te quieran morder... uyuyuy-.

Eso, o estar hecho un febo apollon.

Johannes A. von Horrach dijo...

Señorita Andrea, ¿conoce usted los ensayos (anti)ctónicos de un tal doktor Johannes A. von H? Tal vez le interesen (para las reclamaciones o insultos, hay mail disponible, no problem).

(es que me he quedado con las ganas de que alguna señorita me llame "machista de mierda", "cerdo repugnante" o "falócrata irredento". Al final resulta que, para mi desilusión, todas están de acuerdo con las tesis ctónicas)

El Pez Martillo dijo...

¿Y qué me decís de que a título individual todas te den la razón, pero en grupo se te pongan en contra?

Johannes A. von Horrach dijo...

C'est la femme, my dear Brad.

Madelane dijo...

JAJAJA

lA CULTURA ES PAR DEFENDERSE DE LOS PODERESE FEMENINOS, bUENA ESA! Jjaja.

Sobre todo porque Freud dice que la cultura está basada en valores que defienden los intereses femeninos y que la final se va contra ellos.

Hay un cuento de Córtazar que se llama las ménades. Tiene que ver directamente con esto.

Además sobre la naturaleza perversa de lo femenino está el anti cristo de Lars Von trier.

Bye

El Pez Martillo dijo...

Hola Madelane, gracias por el comentario.

Más que para defenderse es para contrapesar, para ofrecer una fuerza equilibradora. Y por poderes femeninos no hay que entender sólo los de las mujeres. Aquí hablamos de lo femenino en otro sentido.

Por otro lado, el error en el que cae casi todo el mundo que lee estos textos es el de traspasar al plano moral. No se trata de buenos y malos, o de virtuosos y perversos. No he visto ninguna perversidad en el Anticristo de von Trier, ni tampoco misoginia, como mucha gente ha dicho.

Saludos.

Laura Venegas dijo...

Qué entrada tan superficial, el análisis está muy crudo. Hay que leer!

El Pez Martillo dijo...

¿Qué hay que leer? ¿Qué tiene de malo que sea superficial?