miércoles, 4 de abril de 2007

Hernia

Vorhandenheit


Mas, como hay un último linde, es cabal y acabado
por doquier, semejante a la masa de bienredonda pelota,
del centro en todo sentido igualado: pues ello ni debe
ser mayor por acá o por acá menor para nada:
que ni nada habrá que, sin ser, pararlo pueda en llegarse a lo mismo, ni siendo lo habrá, para hacer que fuera de aquende más de lo que es o allende menor: que es todo sin mengua: pues, igual por doquier a sí mismo, lo mismo en su límite reina.

Parménides. Poema del Ser.

El Ser rodea toda la existencia. Nótese, rodea. No lo es propiamente hablando. La existencia es cosa de lo ente. Lo propio del Ser es la huida, el no-estar. Se lo puede perseguir, intuir, acechar, pero nunca cazar. Sólo deja una estela, el hueco, la huella, la estela. Pero rodea a lo ente, lo envuelve, se aparta ante él (porque no hay ser allí donde hay ente). El Ser se hernia ante el empuje de lo ente y se aparta para dejar que éste salga a la superficie. Pero sin ella no podría haber surgimiento de lo ente. Hace falta un apoyo, una herniadura a través de la cual surgir y de la que reciba sustento, aunque lo ente sólo pueda sentir de ello una ausencia, una indigencia. Desde el punto de vista de lo ente, su sustento es una nada, pero una nada, por llamarla de algún modo, positiva, que surge de la retirada del ser (que no es un algo), que es un mero estar suspendido por la nada, en medio de la hernia del Ser. Lo ente intenta suturar la hernia, fundamentar el Ser, hacerlo algo, cerrar el quiebre, devolverle al Ser, sin saberlo, la homogeneidad que le imagina. Pero ello sólo puede hacerse de dos modos. El primero es reducir la hernia, es decir, mediante el retorno al segundo plano de lo ente, a las regiones oscuras en las que no hay sustento posible (porque no hay Ser que sustente). La reducción de la hernia supone la autodesaparición de lo ente, y , por tanto, del mundo. El segundo modo es el del cierre directo de la hernia, homogeneizando el Ser y olvidando el sustento que aporta. Esto, a la larga, conduce a la necrosis de lo ente, y, por tanto a su muerte, o a la dehiscencia de la hernia, con el consiguiente retorno a la situación previa a la sutura.

La disyuntiva es mantener la hernia, que lo ente se mantenaga en la región abierta del Ser, o la autosupresión o la necrosis, lo que significa la muerte en ambos casos. En resumen, la disyuntiva, como tantas otras veces, es entre vida o muerte. Y que nadie piense que la respuesta es clara, porque muy a menudo lo ente, a través de un ente muy especial, como es el ser humano, opta por la muerte.

2 comentarios:

Johannes A. von Horrach dijo...

¡Al fin llegó la hernia! Muy interesante cómo maneja términos médicos como necrosis o dehiscencia, aqmigo Pez, se va a convertir en un modélico 'cirujano del logos', jejejej.

Sólo un matiz: la pretensión fundamental de todo ente no consiste tanto en recuperar ese Ser que siempre se escapa como en autoinstituirse a sí mismo como Ser. Es decir, que el ente pretende apuntalarse, autoafirmarse, como lo que no es, como lo ontológico. Esta operación implica un segundo olvido del Ser: a la ya originaria escisión (o 'hernia') que aleja al Ser de la dimensión óntica se superpone el olvido por parte del ente del planteamiento de esa huida ontológica, la famosa pregunta por el ser.

(nota: lo de la necrosis me recuerda momentos de mi pasado, como ese diagnóstico, equivocado, menos mal, de 'necrosis del fragmento intercondíleo'...)

shalom!

El Pez Martillo dijo...

Exacto, lo que quería decir cuando hablaba de la reducción y la sutura de la hernia era más o menos eso. Lo que pasa es que el vocabulario, al entrar en este terreno se vuelve un pelín resbaladizo, y se confunden las mayúsculas y minúsculas. Cuando hablaba de convertir al Ser en algo, me estaba refieriendo al ser (el ser del ente), que así, visto desde lo ente, se convierte en eso homogéneo e igual en todas partes a sí mismo, en el ser parmenídeo en definitiva. Claro que este ser escamotea la hernia (por eso hablaba de sutura y reducción), que queda oculata bajo esa capa de homogeneidad. Pero, como usted bien señala, sólo se produce un doble olvido, el del Ser que se retira, y el de la propia hernia, que en última instancia está provocada por el propio Ser.