sábado, 3 de marzo de 2007

Anti Peter Pan


Siempre intentando poner cara de alegres. Queriendo que los demás vean que somos felices. Sonreímos, contamos chistes, intentamos ser el alma de la fiesta. Sí. Nos da miedo mostrarnos vulnerables ante los demás. Vamos montados en un carrusel de alegría y falsa felicidad. Pero por debajo, en nuestro subsuelo, hay enormes corriente telúricas de insatisfacción, de sufrimiento y de dolor. Porque detrás de la cara siempre hay una cruz. Porque estar vivos es sufrir. Sólo los muertos no sufren. Nos ponemos el maquillaje y queremos que todos nos vean radiantes. Como si estuviéramos en un anuncio de coches, o en una película de esas moñas con final feliz. Pero por dentro estamos destrozados. Intentamos autoconvencernos de que no pasa nada, de que todo va bien, pero en el fondo no nos basta con decírnoslo de continuo. Por eso huimos, por eso nos apuntamos a mil cosas (gimnasios, cursos, pluriempleos, cenas...). Hay en el viajar algo de huida. Lo disfrazamos de "conocer mundo", cuando en realidad el mundo somos nostros, no hay ningún mundo ahí fuera por conocer. Pero nos volcamos, nos empeñamos en estar a merced del ahí-fuera. Tal vez para acallar el rumor del aquí-dentro (suponiendo que se pueda hacer esta distinción entre dentro y fuera, lo cual tampoco está muy claro).

Buscamos siempre una iluminación que no arroje nuestra sombra, que nos ilumine por completo y que todos puedan vernos luminosos. Si Peter Pan buscaba su sombra, nosotros querríamos que nos descosieran de las nuestras.

9 comentarios:

Jarttita. dijo...

A mí me asustan mucho las personas que nunca muestran su " yo". O no son nada ( son " vacíos" andantes, a los que nada toca pero nada importa). Tampoco me gustan los lloricas, pero ser fuerte no significa ser de piedra. En fin.....ya sabemos que las mujeres somos raras:).

Espero que todo vaya bien, que estás un poquito melancólico. Muaks.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con usted en casi todo lo que dice amigo pez, pero, de verdad todas esas cosas que hacemos com ir a cenas, hacer cursos, etc? son sólo para huir de nuestro yo interior? No lo creo, al menos, personalmente, hago las cosas porque me apetecen, y espero que usted tambien, por la cuenta que me trae...
Cordialmente, su Musa

El Pez Martillo dijo...

No se trata de huir de nuestro Yo interior. Ni siquiera tengo claro si existe eso. Es más bien una cuestión de acallar la angustia y el vacío del que somos portadores (eso heideggeriano de ser el ser al que le va su propio ser es bastante inquietante).

Y como no tengo claro qué es eso del Yo, tampoco sé muy bien si se puede mostrar. Pienso que el Yo es una construcción no sólo para los demás, sino también para nosotros mismos, una forma de ganar seguridad frente al fluir de la realidad y de las corrientes del cuerpo.

Respecto a lo que usted dice de hacer las cosas porque nos apetezcan, apreciada Musa, no se preocupe, que yo también hago lo que me apetece. Respecto a usted, no siempre se hacen las cosas por huir, sino también por acercarnos a algo o a alguien.

Johannes A. von Horrach dijo...

El amigo Pez está melancólico como un servidor, pues ya son muchas las semanas que llevamos alejados de la luz del Padre, en este caso, del Tigre de la Pampa. Pero no desespere, amigo, que en teoría el Tigre ya está de vuelta, y se encontrará ya preparando el 13-M.

shalom

Jarttita. dijo...

Tú también horrach??. Ains................

El Pez Martillo dijo...

Me parece que Horrach ha fallado en su ojo clínico. Mi melancolía poco tiene que ver con el Tigre (no me malinterprete, tengo ganas de que llegue el 13-M, pero no hasta su extremo). A lo mejor es la primavera que se acerca (en realidad lleva todo el invierno aquí).

Johannes A. von Horrach dijo...

Si no es por el Tigre, entonces es a mí a quien tiene ganas de volver a ver, ¿no es así? No se avergüence, querido amigo, que eso es normal en mí, le pasa a tod@s :-)

El Pez Martillo dijo...

Tampoco van por ahí los tiros, amigo Horrach. Pero bueno, siga intentándolo, que a lo mejor algún día acierta (una pista, tampoco tiene que ver con el arcángel del buen rollo, que le veo venir).

Cvalda dijo...

El montar toda esa parafernalia pública ayuda momentáneamente a olvidar todo eso que llevamos dentro, pero que, a pesar de todo, seguirá ahí siempre (o eso creo yo).